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lunes, 13 de julio de 2015

Confianza

Confianza.
  
"Esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea"
Una palabra rebuscada, para un concepto rebuscado.
Complejo es cuando uno deposita confianza, sobre todo por la cantidad de expectativas que depositamos en el otro.

Una operación delicada, pues significa abrirse sin ataduras y liberar lo que somos realmente. Es liberarse del disfraz que hemos construido durante nuestra vida. El vestido con el que nos hemos dedicado a proteger al ser sensible que habita en nosotros. Y es en este simple comportamiento, que quedamos expuestos, a todo lo que el mundo oculta. Cuando nos liberamos, el mundo también se libera sobre nosotros.

Hay quizas una trampa en eso. Pero tambien la llave de la liberación.

Por sobre todo, ofrecer confianza, es un sano ejercicio. Casi una manera de poder purgar nuestro exterior. Nos obliga  a estar alerta, a mantenernos constamente en movimiento. Sin caer en el absurdo ejercicio de pensar en el daño que nos puede producir una situacion o alguien en determinado, nos sirve para conocernos a nosotros mismos y por sobre todo, conocer a los demás.

¿Has pensado el por qué siempre te toca relacionarte con personas que en determinado momento, terminan volviendose tus enemigos?

¿O quizas has sentido que todo el amor que pudiste sentir en algún momento, se tranforma en odio, al sentirte traicionado?

Solo expectativas jugandose en el tablero de la vida. Confiar es actuar sobre el mundo y dejar que este se exprese en su totalidad, sin importar el resultado. Uno debe confiar para poder obtener las respuestas que necesita. Sin miedo al futuro o como se desarrollen las cosas. Eso ya no depende de nosotros. Solo depende de nosotros mismos. La confianza es uno de los unicos sentimientos realmente valiosos en el mundo. Nos hace estar en movimiento constante, y nos permite medir con uqien nos relacionamos.

viernes, 12 de junio de 2015

Abismo

Podría tenerlo todo en este momento, en que tranquilamente acaricio tu pelo, y me sumerjo constantemente en tu boca. Pero hay algo en esto. Algo que no podría interpretar con palabras, pues nunca lo había sentido antes. Es como si en verdad, todo esto que hago, lo hiciera solo. Es como si no estuvieras acá. ¿No es extraño? No me hace sentido que me digas que me quieres, y que a veces timidamente me digas que me amas. No me hace sentido que mientras trato de alcanzar tu corazón con la mirada, tus ojos digan otra cosa. Que te enrosques en una caparazón, recubierta por las más hermosas señales, pero que dentro oculte algo. No lo entiendo a decir verdad. Hoy nuevamente me quedo estupefacto, mientras lloras a un costado mio. Intento abrazarte, pero hay un sudor frio e incomodo en tu cuerpo, que traspasa tu ropa. Hay algo en ese gemido, ahi esta la verdad, lo se, pero se me hace imposible llegar a ella. En este momento, esta expuesta la verdadera persona que eres, pero no se que hacer para retenerla. Es aqui donde deberiamos habernos conocido, es en este preciso instante. Pero ya es tarde. Nuevamente y bajo la excusa de un abrazo, tratas de arrimarte sofocada a mi cuerpo inquieto y sediento de tus caricias. Ahi se acaba todo de nuevo. Pienso, y le doy miles de vueltas, tratando de entender que es lo que hay en el fondo de esas lágrimas, de ese pesar. Que hay detras de esa sonrisa que enseñas al mundo, pero esos ojos que encierran tanto dolor, como si les hubieran arrebatado algo. Como si te hubieras acercado demasiado al abismo y el abismo haya penetrado para siempre en ti.

lunes, 6 de abril de 2015

Grey Tour



Tarde gris. Sumergido en mi habitación y en la oscuridad artificial, que provocaban las cortinas cerradas. Se escuchaban las primeras gotas de la lluvia rebotando sobre la cornisa, como una marcha de pequeños seres, que anuncian la llegada de un carnaval.

Tarde gris, y un día feriado. Completamente solo encerrado por el clima y los sentimientos.

Pensamientos grises como el día. Reiterativos. Algunos complejos, otros que vagaban sin rumbo fijo, dejando a su paso una estela de dudas. Todos ellos,  se daban cita en mi cabeza en aquel momento. La nostalgia del tiempo perdido, que se hacía presente en aquella tarde gris.

Salgo a caminar. En medio de la lluvia y la música que sonaba tenue en mis oídos, tratando de buscar un poco de calma, respirando el frio aire de Abril, que me recordaba a mi niñez.

No había calma por supuesto, solo había caos y tristeza. No existían las palabras correctas ni las palabras incorrectas. Solo quería salir de esa situación, esperando que el camino que tomaría esa tarde, hiciera el resto. Caminar sin rumbo. 

Tomo el bus con destino a ninguna parte. Gente abrigada sube tímidamente mientras tratan de cobijarse del frio. Al fondo, la cúpula gótica de la catedral, apuntando hacia el cielo como una flecha gigantesca. La micro baja hacia un túnel, que parece la boca de un gigante hambriento. Apenas me levanto y toco el timbre. Me bajo.

Finalmente, estaba ahí. Parado en una catedral gótica que siempre quise visitar. Interrumpí la liturgia con mi presencia. Hacia frio al interior. Y ahí me quede sentado tratando de aclarar las ideas y entender en lo que todo se había transformado hasta ese punto. No había respuestas. Al menos no las que quería o pretendía obtener. Solo interrogantes cada vez más profundas que se fueron haciendo una pesada carga para aquella tarde. Dios estaba calentándose las manos o tomándose un té. 

Definitivamente no estaba ahí.

Regreso a mi hogar. Enciendo la luz de mi mesa de noche. Tengo los zapatos mojados y los pies también. Ahí donde alguna vez estuviste acurrucada, solo quedaba un espacio vacío en donde solo hay desprecio y orgullo. Tomo el teléfono y simulo marcar. Simulo hablar, mientras afuera la lluvia comienza a tomar fuerza y su sonido me tranquiliza. Me sumerjo en las tinieblas de esta tarde, abrazado por la indiferencia de los recuerdos.

Se había acabado el tour gris de aquella tarde.

jueves, 5 de marzo de 2015

Mal Presentimiento



Cuando detuve mi mirada sobre esa miniatura, apenas podía creer lo que estaba viendo. Aquella imagen,  como un ojo del abismo, conocía el secreto de mis miedos y temores más profundos. Era una llamada famélica que despertaba a los demonios que parecían haberse dormido hace mucho tiempo en algún lugar de la mente.

Como si alguien hubiese puesto una daga sobre mi garganta y la hubiese hundido hasta la profundidad, quede petrificado. Aquella imagen, parecía cobrar vida, y extendía sus posibilidades al infinito. La punta afilada de un alfiler, se estancaba en la medula espinal y de pronto mi pecho se había convertido en un fardo de emociones, que comenzaban a desbordarse. Incontrolable, ciego y sordo. Respire por semanas, los vapores tóxicos del dolor y la agonía, como un adicto respira los humos de su pipa tratando de retener el placer que lo matará.

Siempre tuve un mal presentimiento de personas así. Nunca tuve muy claro, si eran sus ojos,  o su manera de observar. No era de fiar. Cada vez que dirigía una mirada hacía él, sin que se diera cuenta, observe que se comportaba como un intruso, como tratando de retener lo que no se puede. Como un animal hambriento al borde de la mesa, esperando que cayera cualquier pieza para poder roerla, hasta saciar un hambre que no acaba nunca, morder un hueso y no tener dientes para aquello. Su forma de hablar, y cada una de las palabras que emanaba entre medio de su falsa sonrisa. Había algo que no podía ocultarle a los demás. En el fondo, muy en el fondo, quería lo que todos los demás tenían. Lo ansiaba con todas sus fuerzas. Lo deseaba. Pero cuando lo obtenía, se encargaría de depositar todo su empeño, para que las cosas perdieran su valor, y solo se convirtieran en un gemido enfermo en su cabeza, para repetir el ciclo una vez más. Hasta convertirse solamente en una sombra en la pared.

Por alguna razón, yo pretendí acercarme, como un mago que invoca presencias que no podrá controlar, practicando alquimias que no conoce.  En un ejercicio inútil, busqué acercarme a fuerzas que pensaba podría controlar, buscando la armonía.

Solo con el tiempo, pude entender lo que aquella visión del abismo, despertó en mí, en aquella ocasión. Entendí muchas cosas, y otras tantas, comprendí que jamás las iba a entender.