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martes, 10 de marzo de 2015

La silla rota



Recogí cada una de las astillas, y una se enterró con fuerza en mi mano, como si quisiera recordar el daño irreparable que le había causado. De alguna manera, los trozos de madera, no solo abrazaban mi mano, tratando de entender la destrucción que había depositado sobre ellos, sino que en la destrucción a la que me estaba forzando a vivir. En como me estaba destruyendo por un sin sentido.
 
Aquella tarde, el silencio se apodero de todo. Luego de la furia desatada, la silla en pedazos sobre el piso. Culpable de nada, la azoté contra el piso una y otra vez, hasta que sus astillas se esparcieron sin sentido sobre la superficie. Iracundo, y enfurecido, trataba de analizar fríamente lo que me había llevado a esa situación, mientras que de fondo, y casi como un eco angelical, sonaban algunos acordes de villancicos navideños. El ambiente estaba impregnado en su gran mayoría por la felicidad y la paz, mientras yo, reposaba en el osario de mis sueños y esperanzas. Abrazado nuevamente por la indiferencia.

La noche se vino, rápidamente. Mientras el silencio gobernaba todo sin la mayor resistencia.  De fondo, el murmullo de la celebración. La situación incómoda, pero sin una disculpa, sin una intención de solucionar. La renuncia a todo era la única forma de vencer ese obstáculo. Hundirse de nuevo en las lagunas de la culpa. Solo enmudecida y secuestrada por el orgullo, permanecían las palabras necesarias.

Y llegó la madrugada, y en un juego enfermo, envueltos en la oscuridad, se prefirió extender la agonía hasta el amanecer. En medio de la oscuridad todo se quebró con un beso tímido, empapado en lágrimas. Un beso que no negaste. Pero que devoraste como si reforzara tu poder y tu dominio.  Luego la pasión, que pretendía reescribir la historia. Pero no fue suficiente. Volvi a dormir, volví a caer.  Y seguí cayendo hasta que un día me desperté en el fondo. Solo, y con la verdad azotándose en mi cara, como aquella silla que rompí en pedazos alguna vez.

jueves, 5 de marzo de 2015

Mal Presentimiento



Cuando detuve mi mirada sobre esa miniatura, apenas podía creer lo que estaba viendo. Aquella imagen,  como un ojo del abismo, conocía el secreto de mis miedos y temores más profundos. Era una llamada famélica que despertaba a los demonios que parecían haberse dormido hace mucho tiempo en algún lugar de la mente.

Como si alguien hubiese puesto una daga sobre mi garganta y la hubiese hundido hasta la profundidad, quede petrificado. Aquella imagen, parecía cobrar vida, y extendía sus posibilidades al infinito. La punta afilada de un alfiler, se estancaba en la medula espinal y de pronto mi pecho se había convertido en un fardo de emociones, que comenzaban a desbordarse. Incontrolable, ciego y sordo. Respire por semanas, los vapores tóxicos del dolor y la agonía, como un adicto respira los humos de su pipa tratando de retener el placer que lo matará.

Siempre tuve un mal presentimiento de personas así. Nunca tuve muy claro, si eran sus ojos,  o su manera de observar. No era de fiar. Cada vez que dirigía una mirada hacía él, sin que se diera cuenta, observe que se comportaba como un intruso, como tratando de retener lo que no se puede. Como un animal hambriento al borde de la mesa, esperando que cayera cualquier pieza para poder roerla, hasta saciar un hambre que no acaba nunca, morder un hueso y no tener dientes para aquello. Su forma de hablar, y cada una de las palabras que emanaba entre medio de su falsa sonrisa. Había algo que no podía ocultarle a los demás. En el fondo, muy en el fondo, quería lo que todos los demás tenían. Lo ansiaba con todas sus fuerzas. Lo deseaba. Pero cuando lo obtenía, se encargaría de depositar todo su empeño, para que las cosas perdieran su valor, y solo se convirtieran en un gemido enfermo en su cabeza, para repetir el ciclo una vez más. Hasta convertirse solamente en una sombra en la pared.

Por alguna razón, yo pretendí acercarme, como un mago que invoca presencias que no podrá controlar, practicando alquimias que no conoce.  En un ejercicio inútil, busqué acercarme a fuerzas que pensaba podría controlar, buscando la armonía.

Solo con el tiempo, pude entender lo que aquella visión del abismo, despertó en mí, en aquella ocasión. Entendí muchas cosas, y otras tantas, comprendí que jamás las iba a entender.

viernes, 23 de enero de 2015

Contaminacion Afectiva

¡Cómo cuesta hacerse responsable de aquellos sentimientos que nos inundan y muchas veces pretenden ahogarnos! ¡Se vuelven como niños traviesos y crueles,sin control!

Las emociones humanas tienen una cualidad particular y misteriosa respecto a los sentimientos : Se aferran a situaciones, evocaciones, reminiscencias; Se vuelven expertos en buscar recovecos donde sobrevivir a los embates del presente, y mantenerse vigente como una voz en la cabeza. Y cuando se trata de sufrir, las emociones son verdaderos expertos en sobrevivir por semanas, meses, incluso años. Como una celula cancerigena, el sentimiento  de tristeza se replica, se transforma, y vuelve atacar una y otra vez.Sentimiento ocasionado usualmente por una perdida.

Contaminacion afectiva: Podriamos definirla cuando un sentimiento determinado, que es capaz de infectar totalmente el organismo y la mente. Impide mirar las cosas con claridad, y afecta totalmente el juicio. El enamoramiento por ejemplo, es un claro ejemplo de esta condicion:

1. Aparece el objeto del deseo
2. Agregamos propiedades que no existen
3. Despertamos a la realidad
4. Sufrimos por tratar de cambiar esa realidad
5. Nos destruimos en el proceso
6. Apego enfermizo
7. Pensamos que solo esa es la manera de solucionar nuestro dolor interno.
 
Divinizamos y nos martirizamos.

Sin quererlo, generamos un sentimiento de dependencia que nos impide ver la naturaleza verdadera de las cosas. Una manipulacion siniestra de la que hemos sido nuestros propios artifices. De alguna manera, nos volvemos adictos a ciertas situaciones: Al desprecio constante, a la indiferencia, al odio, a la infidelidad, al irrespeto. Situaciones que nos causan sufrimiento y que sin duda comienzan a pasar por sobre nuestros valores y nuestra "responsabilidad" que tenemos como preciados seres humanos. Ahí comienza un infierno del que nos volvemos dependientes. Pensamos que para que alguien nos acepte, debemos tolerar que nos pasen por encima con una aplanadora de indiferencia e indolecia. Y ahí, cuando ya estamos hechos pedazos, se nos ocurre la "genial idea" de que "cambiar nuestra conducta" nos hará sentirnos aceptados por el otro.

El amor propio, se vuelve mucho más que un acto de salvamento en estas ocasiones, pero también se puede volver un ejercicio peligroso, cuando lo confundimos con el Ego, y pensar que hemos realizado siempre las acciones correctas. Hay que recordar que cada la manera de relacionarnos con los demas, es algo que nosotros escogemos, y asi también debemos hacernos cargo de entender que no siempre haremos una buena elección, sobre todo cuando pensamos que estar con alguien se convertirá en el sahumerio mágico para nuestros propios problemas de administracion interna. Sólo se convertirá en una situacion provisoria y una antesala a una fuente de problemas.

Hay que ser responsable de nuestros sentimientos.Hacernos cargo cuando estos se salen de control, y se vuelven nuestros propios enemigos.
 





martes, 20 de enero de 2015

Experiencias

Nunca me advirtieron que para ciertas cosas en la vida, no existe una formula o metodo determinado. Independiente de que existan tratados o manuales, todo queda resumido a la propia experiencia. Constantes saltos de fe: Algunos saltos al vacio, y otros en los que nos estrellamos contra el suelo. Todo suma experiencia, acumulativa en algunos casos - y muy util - pero a veces esta experiencia se transforma en una tozuda forma de entender las cosas, pues tratamos de comparar constantemente la vivencia actual, con la vivencia anterior. Pueden existir codigos similares, pero no siempre eso implica que esto sea asi.

El dolor nos enseña de mala manera en algunas ocasiones; pensamos que de tanto sufrir - cosa que es algo completamente diferente al dolor - inevitablemente vamos a encaminarnos a diferentes variaciones de la tortura que implica relacionarse sentimentalmente con alguien.

Sin duda es una apuesta incierta cada aventura amorosa: claramente nadie tiene una receta infalible para el exito en aquel caso, y tampoco dispone de una formula infalible que permita liberarse de las trampas en las que muchas veces nos vemos expuestos durante el periodo del enamoramiento: Idealizacion, negación, doblegarse.

El enamoramiento es una experiencia sublime, pero también algo asi como una borrachera mental, que nos deja usualmente una resaca de sufrimiento sino sabemos beber correctamente.

La experiencia es valida como consejera para algunas situaciones de la vida, pero totalmente inutil cuando se trata de descubrir; siembra en nosotros un halito de duda, y un "exceso de futuro" que nos impide desenvolvernos con claridad en el presente, que es la experiencia más valida de todas.

A veces es mejor entregarse a un nuevo salto de fe, viviendo los placeres del ahora, y dejando al pasado y al futuro fuera de todo lo que tenga que ver con nuestra felicidad, que nunca va a depender de otra persona que no seamos nosotros.

lunes, 12 de enero de 2015

Ahi vas de nuevo

Ahí vas de nuevo otra vez.
No sabes como te admiro a veces, y te maldigo otras tantas.

Terco, no aprendes la lección, aunque tal vez, en esta ocasión ya tienes claro como funciona la existencia.

Vas esperanzado, pensando que esta vez si es la definitiva... aunque ¿Hay definitiva?

Si, como esta y otras miles de veces atras, lleno de aquellas ilusiones que hasta hace no mucho se habín convertido en serpientes que nos asfixiaban. Pero tu lo sabes y yo lo sé. Sabemos que no existe una manera diferente de vivir la vida. La vida es asi. El amor es asi.(¿Hay algún libro que recopile como podría ser?)

El amor... tanto que he hablado de el en estos días, con tantas formas y condiciones. Con tantas historias que giran en mis oidos. Algunas llenas de bendiciones, y otras que parecen cuentos de tortura y condena; tanta gente que lo pasa mal, y tanta gente que cree estar feliz. Algunos sentados sobre la boca de un volcán. Tantos que hoy cierran historias por darse cuenta que lo que tenian enfrente no era lo que querian... Espera, ¿Lo que querian? ¿Acaso es valido pretender que otra persona este dispuesta a darte todo lo que tu pides? 
 
Ahí vas de nuevo otra vez.
No sabes como te admiro a veces, y te maldigo otras tantas. 
pero por ahora hay una diferencia: Ya no tengo miedo como antes.