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lunes, 13 de julio de 2015

Confianza

Confianza.
  
"Esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea"
Una palabra rebuscada, para un concepto rebuscado.
Complejo es cuando uno deposita confianza, sobre todo por la cantidad de expectativas que depositamos en el otro.

Una operación delicada, pues significa abrirse sin ataduras y liberar lo que somos realmente. Es liberarse del disfraz que hemos construido durante nuestra vida. El vestido con el que nos hemos dedicado a proteger al ser sensible que habita en nosotros. Y es en este simple comportamiento, que quedamos expuestos, a todo lo que el mundo oculta. Cuando nos liberamos, el mundo también se libera sobre nosotros.

Hay quizas una trampa en eso. Pero tambien la llave de la liberación.

Por sobre todo, ofrecer confianza, es un sano ejercicio. Casi una manera de poder purgar nuestro exterior. Nos obliga  a estar alerta, a mantenernos constamente en movimiento. Sin caer en el absurdo ejercicio de pensar en el daño que nos puede producir una situacion o alguien en determinado, nos sirve para conocernos a nosotros mismos y por sobre todo, conocer a los demás.

¿Has pensado el por qué siempre te toca relacionarte con personas que en determinado momento, terminan volviendose tus enemigos?

¿O quizas has sentido que todo el amor que pudiste sentir en algún momento, se tranforma en odio, al sentirte traicionado?

Solo expectativas jugandose en el tablero de la vida. Confiar es actuar sobre el mundo y dejar que este se exprese en su totalidad, sin importar el resultado. Uno debe confiar para poder obtener las respuestas que necesita. Sin miedo al futuro o como se desarrollen las cosas. Eso ya no depende de nosotros. Solo depende de nosotros mismos. La confianza es uno de los unicos sentimientos realmente valiosos en el mundo. Nos hace estar en movimiento constante, y nos permite medir con uqien nos relacionamos.

jueves, 5 de marzo de 2015

Mal Presentimiento



Cuando detuve mi mirada sobre esa miniatura, apenas podía creer lo que estaba viendo. Aquella imagen,  como un ojo del abismo, conocía el secreto de mis miedos y temores más profundos. Era una llamada famélica que despertaba a los demonios que parecían haberse dormido hace mucho tiempo en algún lugar de la mente.

Como si alguien hubiese puesto una daga sobre mi garganta y la hubiese hundido hasta la profundidad, quede petrificado. Aquella imagen, parecía cobrar vida, y extendía sus posibilidades al infinito. La punta afilada de un alfiler, se estancaba en la medula espinal y de pronto mi pecho se había convertido en un fardo de emociones, que comenzaban a desbordarse. Incontrolable, ciego y sordo. Respire por semanas, los vapores tóxicos del dolor y la agonía, como un adicto respira los humos de su pipa tratando de retener el placer que lo matará.

Siempre tuve un mal presentimiento de personas así. Nunca tuve muy claro, si eran sus ojos,  o su manera de observar. No era de fiar. Cada vez que dirigía una mirada hacía él, sin que se diera cuenta, observe que se comportaba como un intruso, como tratando de retener lo que no se puede. Como un animal hambriento al borde de la mesa, esperando que cayera cualquier pieza para poder roerla, hasta saciar un hambre que no acaba nunca, morder un hueso y no tener dientes para aquello. Su forma de hablar, y cada una de las palabras que emanaba entre medio de su falsa sonrisa. Había algo que no podía ocultarle a los demás. En el fondo, muy en el fondo, quería lo que todos los demás tenían. Lo ansiaba con todas sus fuerzas. Lo deseaba. Pero cuando lo obtenía, se encargaría de depositar todo su empeño, para que las cosas perdieran su valor, y solo se convirtieran en un gemido enfermo en su cabeza, para repetir el ciclo una vez más. Hasta convertirse solamente en una sombra en la pared.

Por alguna razón, yo pretendí acercarme, como un mago que invoca presencias que no podrá controlar, practicando alquimias que no conoce.  En un ejercicio inútil, busqué acercarme a fuerzas que pensaba podría controlar, buscando la armonía.

Solo con el tiempo, pude entender lo que aquella visión del abismo, despertó en mí, en aquella ocasión. Entendí muchas cosas, y otras tantas, comprendí que jamás las iba a entender.