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lunes, 13 de julio de 2015

Confianza

Confianza.
  
"Esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea"
Una palabra rebuscada, para un concepto rebuscado.
Complejo es cuando uno deposita confianza, sobre todo por la cantidad de expectativas que depositamos en el otro.

Una operación delicada, pues significa abrirse sin ataduras y liberar lo que somos realmente. Es liberarse del disfraz que hemos construido durante nuestra vida. El vestido con el que nos hemos dedicado a proteger al ser sensible que habita en nosotros. Y es en este simple comportamiento, que quedamos expuestos, a todo lo que el mundo oculta. Cuando nos liberamos, el mundo también se libera sobre nosotros.

Hay quizas una trampa en eso. Pero tambien la llave de la liberación.

Por sobre todo, ofrecer confianza, es un sano ejercicio. Casi una manera de poder purgar nuestro exterior. Nos obliga  a estar alerta, a mantenernos constamente en movimiento. Sin caer en el absurdo ejercicio de pensar en el daño que nos puede producir una situacion o alguien en determinado, nos sirve para conocernos a nosotros mismos y por sobre todo, conocer a los demás.

¿Has pensado el por qué siempre te toca relacionarte con personas que en determinado momento, terminan volviendose tus enemigos?

¿O quizas has sentido que todo el amor que pudiste sentir en algún momento, se tranforma en odio, al sentirte traicionado?

Solo expectativas jugandose en el tablero de la vida. Confiar es actuar sobre el mundo y dejar que este se exprese en su totalidad, sin importar el resultado. Uno debe confiar para poder obtener las respuestas que necesita. Sin miedo al futuro o como se desarrollen las cosas. Eso ya no depende de nosotros. Solo depende de nosotros mismos. La confianza es uno de los unicos sentimientos realmente valiosos en el mundo. Nos hace estar en movimiento constante, y nos permite medir con uqien nos relacionamos.

jueves, 23 de abril de 2015

Dr. Jekyll y Mr. Hyde



Robert Louis Stevenson, responsable de la novela "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde" (1886), hizo un interesante relato relacionado a la capacidad de la mente humana para generar un fenómeno de doble personalidad. Doble personalidad, que en el caso de la novela, se transformaba en una pesadilla constante para el protagonista: El bien y el mal, la luz y la sombra tratando de sobreponerse.

Fue interesante reencontrarme con este libro, y darme cuenta de que de alguna manera los humanos, padecemos en mayor o menor grado de este conflicto interno al que estaba expuesto el protagonista de la obra. Quizá no al extremo descrito en la novela de Stevenson, pero definitivamente, algo tenemos de Jekyll y el Señor Hyde en nuestro interior. 

Lo sé. La comparación puede parecer un poco burda en primera instancia, pero pienso que este desorden psicológico de personalidad, se hace muy real cuando estamos bajo los efectos del enamoramiento. ¿Quién bajo los efectos de este, no ha terminado desconociéndose a sí mismo, realizando acciones que jamás se hubiera imaginado? ¿Cómo es posible que los fuertes se tuerzan llorando por amor? ¿O que la gente que estuvo muy enamorada en algún momento, hoy no acumule más que odio por la que alguna vez fue su pareja y que amaba con todas sus fuerzas?

La manera en que comenzamos las relaciones hoy en día, consiste en un patrón sumamente común y que se acerca un poco a la forma en que el brillante Dr. Jekyll, comienza a dar rienda suelta a este monstruo que desconoce, y que sin embargo habita en él. Una personalidad oscura que termina saliendose de control, con resultados totalmente inesperados.

Pero, volviendo al tema afectivo, es común enredarnos en diversas relaciones, creyendo poder encontrar en el otro, todo lo que queremos y necesitamos, pensando en que son fuentes inagotables de placer y alegría. Nos sublimamos en un ejercicio que muchas veces termina con nosotros sumidos en depresiones, angustias, tristeza, y una serie de sentimientos que son casi todo lo contrario al amor que sentimos en principio. ¿Qué fallo? ¿Qué hicimos mal?
Aparece de nuevo el atormentado doctor del relato. Todos somos Jekyll’s tratando de amar a Hyde.

Y ahí reside a la vez, el error más grande de todos, ver al otro por separado. 

La lección más importante, es que hay que saber amar al Dr. Jekyll y Mr. Hyde como un todo. SI te enamoras solamente de la parte buena, la parte mala de una persona, te será chocante. Al contrario, si te enamoras del monstruo, su parte buena, te será incomoda, casi rozando en la parodia.

Como humanos nos acostumbramos a la idiotez de pensar que somos buenos o malos., pensando que el definirnos nos convertirá en un absoluto inmutable, lleno de orgullo y sobrebia.

Sin embargo, nuestra personalidad va cambiando con el tiempo, transformandose lentamente durante el tiempo. Todos tenemos algo de cada cosa, en mayor o menor grado, pero formamos un todo, y eso es lo que hay que aprender a amar. Un todo como tal.Con el bien y el mal integrados a nuestro ser.