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viernes, 11 de septiembre de 2015

Errores # 1

Es curioso, pero hay ocasiones en que aceptar un error, se traduce en una experiencia un tanto dolorosa, porque usualmente, uno no puede entender que la decisión que uno ha tomado, termina volviéndose en contra de uno, sobre todo cuando ha pensado en que todo sería para mejor.

 Sin embargo, creyendo firmemente en que en el universo nada es "accidental" y todo forma parte de un puzzle que no siempre podemos ver en el momento, creo que los errores se transforman sin querer, en valiosas fuentes de aprendizaje, aunque para que esto ocurra, debemos mirar fijamente en nosotros mismos, y por sobre todo, en nuestro entorno.Hay ocasiones en que las decisiones que creemos haber tomado responsablemente, solo cubren una parte del problema. Hacerse responsable de una decisión que finalmente consideramos un "error", incluye también el hecho de perdonarnos y aceptar que, no somos perfectos, ni estamos cerca de serlo. Siempre existe la posibilidad de pedir perdon, pero también, uno de los más difíciles ejercicios de esto, es perdonarnos a nosotros mismos. No podemos vivir acarreando culpas por decisiones que creímos en el momento adecuadas. Si llegamos a ese punto, quiere decir que nuestra consciencia estaba segura que esa era la solución. 
Martirizarse por los errores y decisiones que tomamos, no tiene sentido alguno. Lo hecho, hecho esta, y no hay nada que podamos hacer para cambiar el pasado, pero si mucho por hacer para cambiar el futuro y por sobre todas las cosas, vivir el presente de la mejor manera, observando con paciencia y serenidad nuestro entorno, sin tratar de engullirlo para lavar la culpa que podamos acarrear. La culpa no es otra cosa que arrastrar el pasado más de la cuenta. ¿Si no nos perdonamos, ni perdonamos, crees que podrás liberarte del rencor o el odio alguna vez? La vida es corta. Vivir aferrados a un sentimiento que nos daña, no tiene sentido alguno.

lunes, 13 de julio de 2015

Confianza

Confianza.
  
"Esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea"
Una palabra rebuscada, para un concepto rebuscado.
Complejo es cuando uno deposita confianza, sobre todo por la cantidad de expectativas que depositamos en el otro.

Una operación delicada, pues significa abrirse sin ataduras y liberar lo que somos realmente. Es liberarse del disfraz que hemos construido durante nuestra vida. El vestido con el que nos hemos dedicado a proteger al ser sensible que habita en nosotros. Y es en este simple comportamiento, que quedamos expuestos, a todo lo que el mundo oculta. Cuando nos liberamos, el mundo también se libera sobre nosotros.

Hay quizas una trampa en eso. Pero tambien la llave de la liberación.

Por sobre todo, ofrecer confianza, es un sano ejercicio. Casi una manera de poder purgar nuestro exterior. Nos obliga  a estar alerta, a mantenernos constamente en movimiento. Sin caer en el absurdo ejercicio de pensar en el daño que nos puede producir una situacion o alguien en determinado, nos sirve para conocernos a nosotros mismos y por sobre todo, conocer a los demás.

¿Has pensado el por qué siempre te toca relacionarte con personas que en determinado momento, terminan volviendose tus enemigos?

¿O quizas has sentido que todo el amor que pudiste sentir en algún momento, se tranforma en odio, al sentirte traicionado?

Solo expectativas jugandose en el tablero de la vida. Confiar es actuar sobre el mundo y dejar que este se exprese en su totalidad, sin importar el resultado. Uno debe confiar para poder obtener las respuestas que necesita. Sin miedo al futuro o como se desarrollen las cosas. Eso ya no depende de nosotros. Solo depende de nosotros mismos. La confianza es uno de los unicos sentimientos realmente valiosos en el mundo. Nos hace estar en movimiento constante, y nos permite medir con uqien nos relacionamos.

martes, 23 de junio de 2015

Observar la Sombra



Hábilmente, te haces del control como costumbre. Y ahí aparece nuevamente el niño herido de mi infancia. Asustado, temeroso. Nunca amado. Siempre un objeto, un siervo, un amante, pero nunca un ser completo. Aquel que pensaba que la vida sería de una forma completamente a la que le tocó vivir. Lo alzas entre tus brazos y le prometes redención. Lo seduces y sumerges dentro de tus tinieblas, que no son otra cosa que tus dominios, en donde el dolor se hace necesario para vivir. En el borde de la vida y la muerte, pero en verdad, lo que tú quieres inconscientemente es la muerte, aunque ello implique que tú mismo desaparezcas.

Durante tanto tiempo, me refugie en tu regazo, pensando que aquel festín de lágrimas sin derramar, de odio y recelo, serian una armadura lo suficientemente poderosa para enfrentar al mundo; para poder interactuar con la gente y sentirme seguro. Pero era imposible anticiparse al ardid que habías planificado tan sabiamente.  Sabías que si me dejabas preso del dolor, tu presencia se haría más fuerte, y tomarías el absoluto control de todo. Y te dejé. Te dejé que hicieras las cosas a tu manera. Y me volví un ser despreciable, y vicioso. Alejado totalmente de la virtud. Dejé que sabotearas cada uno de los esfuerzos que hice en mi vida, para dejarme siempre en cero, y gruñendo como un animal herido. 

Eso es lo que yo te permití hacer. 

No te culpo por existir. Eres parte de mí, pero no sabía de tu existencia. Creí siempre que los problemas emocionales venían del exterior, y jamás del interior. Pensaba que eras un mito, una leyenda urbana. Una canción perdida en el tiempo. Fue así como empecé a observarte, oculto en las mismas sobras que tejiste a mí alrededor tanto tiempo. Y un día te embosqué, y me di cuenta donde había estado tanto tiempo. Envuelto en una vida que no quería, en donde no era más que un actor interpretando un guion que no estaba claro. Relacionado con gente dañina, gente que no quería sanar y que alimentaban tu presencia. Ya te descubrí y no caigo en tus trampas. Y sé que hoy no te queda más que disfrazarte de rencor angustia y violencia, pero es lo único que te queda para seguir reinando un lugar que ya no te pertenece.

jueves, 16 de abril de 2015

Viaje al pasado

Hay una pelicula en particular, que habla un poco acerca de la imposibilidad de evitar el futuro. Que lo que tenga que pasar, va a pasar no importa como. 

El viaje al pasado poco o nada puede evitar, salvo retrasar lo inevitable.

Hoy pensaba en esa posibilidad... ¿Qué pasaría si pudiera cambiar cada uno de los acontecimientos que ocurrieron en mi vida? ¿Sería hoy una persona diferente, peor o mejor en algún sentido? ¿Podría retener la tan anhelada felicidad?

En verdad -  y luego de meditarlo un rato- no creo que las cosas fueran distintas si pudiera tener esa posibilidad. Creo que de alguna manera, cuando somos incapaces de liberarnos del pasado, y tememos al futuro, este se replica mágicamente en todos los acontecimientos del presente de alguna u otra manera. A veces somos traicionados por nuestro deseo de controlar todos los acontecimientos, con la finalidad de evitar cometer errores, y en otras ocasiones, las situaciones no son suficientes para satisfacer los deseos que contiene nuestro interior. Mirar al pasado, pensando que aun tenemos poder sobre el abraza elementos de sufrimiento totalmente absurdos y observar al futuro con miedo, nos encierra en un circulo vicioso, en donde mucha gente esta encerrada hoy por hoy.-

Entiendo que muchas veces, buscamos a ciegas en otro, lo que en verdad no depende mas que de nuestra propia aceptación y a su vez, la aceptación del mundo. Un mundo cruel a veces, pero que hay que aceptar.

Creo que toda situación que me ha tocado vivir, ha sido de alguna forma gratificante. Hubo un tiempo en donde casi siempre era superado por las situaciones, tratando de ser el "salvador" . Un salvador que lamentablemente, debió haber medido las consecuencias de sus actos en el presente, antes de proyectarse hacia un futuro bastante oscuro.

Siento que de alguna forma, la pelicula tenia razón: es imposible pretender cambiar el futuro, si volvemos al pasado. Las cosas que ocurrieron, estaran ahi siempre, y aunque lo intentemos muchas veces, se repetira el futuro inevitablemente. Creo que hay que mantenerse en el presente, ya que es el unico lugar en donde podemos de alguna forma, tener poder y control sobre todo. Si podemos manejar el presente, y mantenerlo a salvo del pasado y el futuro, tendremos control absoluto de lo que conocemos como tiempo.

lunes, 6 de abril de 2015

Grey Tour



Tarde gris. Sumergido en mi habitación y en la oscuridad artificial, que provocaban las cortinas cerradas. Se escuchaban las primeras gotas de la lluvia rebotando sobre la cornisa, como una marcha de pequeños seres, que anuncian la llegada de un carnaval.

Tarde gris, y un día feriado. Completamente solo encerrado por el clima y los sentimientos.

Pensamientos grises como el día. Reiterativos. Algunos complejos, otros que vagaban sin rumbo fijo, dejando a su paso una estela de dudas. Todos ellos,  se daban cita en mi cabeza en aquel momento. La nostalgia del tiempo perdido, que se hacía presente en aquella tarde gris.

Salgo a caminar. En medio de la lluvia y la música que sonaba tenue en mis oídos, tratando de buscar un poco de calma, respirando el frio aire de Abril, que me recordaba a mi niñez.

No había calma por supuesto, solo había caos y tristeza. No existían las palabras correctas ni las palabras incorrectas. Solo quería salir de esa situación, esperando que el camino que tomaría esa tarde, hiciera el resto. Caminar sin rumbo. 

Tomo el bus con destino a ninguna parte. Gente abrigada sube tímidamente mientras tratan de cobijarse del frio. Al fondo, la cúpula gótica de la catedral, apuntando hacia el cielo como una flecha gigantesca. La micro baja hacia un túnel, que parece la boca de un gigante hambriento. Apenas me levanto y toco el timbre. Me bajo.

Finalmente, estaba ahí. Parado en una catedral gótica que siempre quise visitar. Interrumpí la liturgia con mi presencia. Hacia frio al interior. Y ahí me quede sentado tratando de aclarar las ideas y entender en lo que todo se había transformado hasta ese punto. No había respuestas. Al menos no las que quería o pretendía obtener. Solo interrogantes cada vez más profundas que se fueron haciendo una pesada carga para aquella tarde. Dios estaba calentándose las manos o tomándose un té. 

Definitivamente no estaba ahí.

Regreso a mi hogar. Enciendo la luz de mi mesa de noche. Tengo los zapatos mojados y los pies también. Ahí donde alguna vez estuviste acurrucada, solo quedaba un espacio vacío en donde solo hay desprecio y orgullo. Tomo el teléfono y simulo marcar. Simulo hablar, mientras afuera la lluvia comienza a tomar fuerza y su sonido me tranquiliza. Me sumerjo en las tinieblas de esta tarde, abrazado por la indiferencia de los recuerdos.

Se había acabado el tour gris de aquella tarde.

viernes, 6 de marzo de 2015

Tarde de Lluvia



Una tarde de lluvia. El vacío y el silencio. Algo de calor se logra acumular bajo las tapas, pero el frio entra rápidamente, congelando la piel. Me cubro de prisa. 

Afuera, furiosa, la lluvia sigue cayendo, como una orquesta de sonidos intermitentes. El olor a humedad, se asoma un poco, mientras intento acomodarme, intentando evitar el sudor, que se clava frio sobre mi espalda.

 La oscuridad se cierne sobre el cuarto. Solo se escucha mi respiración, que se une a tus latidos. Tratando de abrazar lo que en algún momento no estará más. 

Pienso. Pero a la vez no quiero pensar. La pasión de hace algunos momentos pudo haber derretido cualquier problema, pero el frio de nuestros cuerpos, hace temer lo peor. De pronto inquieta te alejas. El calor de nuestro nido te sofoca. Te levantas desnuda, en medio de la oscuridad. Apenas distingo tus curvas que miro como un intruso, mientras se cubren y desaparecen rápidamente tras la puerta. Tengo frio. La lluvia sigue cayendo. Aparecen unas lágrimas rápidamente, que intento secar a prisa, sin frotar mis ojos para que nunca te des cuenta. Vuelves al cuarto, sin hablar. Te metes nuevamente a la cama, tratando de evitar mi abrazo. Insisto. Te enojas.  Sigo mirando hacia el techo, buscando alguna forma de atravesar esta oscuridad que ha crecido aún más. Me siento a un costado, y enciendo un cigarro a solas, y sigo pensando, tratando de encontrar respuestas que no voy a encontrar.  Me levanto, y me sirvo un té, que se enfría rápidamente mientras el frio del exterior se cuela por el orificio de la ventana con el vidrio quebrado. 

Se hace de noche, el silencio y la lluvia enmudecen todo dialogo, y caigo dormido esperando que me hables. Pero no lo logro. Y caigo envuelto en las mismas pesadillas una y otra vez, mientras te observo. Observo tu espalda semidesnuda, que se cubre rápidamente para evitarme. 

Cae la noche, y el silencio nuevamente se apodera de todo.

jueves, 5 de marzo de 2015

Mal Presentimiento



Cuando detuve mi mirada sobre esa miniatura, apenas podía creer lo que estaba viendo. Aquella imagen,  como un ojo del abismo, conocía el secreto de mis miedos y temores más profundos. Era una llamada famélica que despertaba a los demonios que parecían haberse dormido hace mucho tiempo en algún lugar de la mente.

Como si alguien hubiese puesto una daga sobre mi garganta y la hubiese hundido hasta la profundidad, quede petrificado. Aquella imagen, parecía cobrar vida, y extendía sus posibilidades al infinito. La punta afilada de un alfiler, se estancaba en la medula espinal y de pronto mi pecho se había convertido en un fardo de emociones, que comenzaban a desbordarse. Incontrolable, ciego y sordo. Respire por semanas, los vapores tóxicos del dolor y la agonía, como un adicto respira los humos de su pipa tratando de retener el placer que lo matará.

Siempre tuve un mal presentimiento de personas así. Nunca tuve muy claro, si eran sus ojos,  o su manera de observar. No era de fiar. Cada vez que dirigía una mirada hacía él, sin que se diera cuenta, observe que se comportaba como un intruso, como tratando de retener lo que no se puede. Como un animal hambriento al borde de la mesa, esperando que cayera cualquier pieza para poder roerla, hasta saciar un hambre que no acaba nunca, morder un hueso y no tener dientes para aquello. Su forma de hablar, y cada una de las palabras que emanaba entre medio de su falsa sonrisa. Había algo que no podía ocultarle a los demás. En el fondo, muy en el fondo, quería lo que todos los demás tenían. Lo ansiaba con todas sus fuerzas. Lo deseaba. Pero cuando lo obtenía, se encargaría de depositar todo su empeño, para que las cosas perdieran su valor, y solo se convirtieran en un gemido enfermo en su cabeza, para repetir el ciclo una vez más. Hasta convertirse solamente en una sombra en la pared.

Por alguna razón, yo pretendí acercarme, como un mago que invoca presencias que no podrá controlar, practicando alquimias que no conoce.  En un ejercicio inútil, busqué acercarme a fuerzas que pensaba podría controlar, buscando la armonía.

Solo con el tiempo, pude entender lo que aquella visión del abismo, despertó en mí, en aquella ocasión. Entendí muchas cosas, y otras tantas, comprendí que jamás las iba a entender.