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viernes, 12 de junio de 2015

Abismo

Podría tenerlo todo en este momento, en que tranquilamente acaricio tu pelo, y me sumerjo constantemente en tu boca. Pero hay algo en esto. Algo que no podría interpretar con palabras, pues nunca lo había sentido antes. Es como si en verdad, todo esto que hago, lo hiciera solo. Es como si no estuvieras acá. ¿No es extraño? No me hace sentido que me digas que me quieres, y que a veces timidamente me digas que me amas. No me hace sentido que mientras trato de alcanzar tu corazón con la mirada, tus ojos digan otra cosa. Que te enrosques en una caparazón, recubierta por las más hermosas señales, pero que dentro oculte algo. No lo entiendo a decir verdad. Hoy nuevamente me quedo estupefacto, mientras lloras a un costado mio. Intento abrazarte, pero hay un sudor frio e incomodo en tu cuerpo, que traspasa tu ropa. Hay algo en ese gemido, ahi esta la verdad, lo se, pero se me hace imposible llegar a ella. En este momento, esta expuesta la verdadera persona que eres, pero no se que hacer para retenerla. Es aqui donde deberiamos habernos conocido, es en este preciso instante. Pero ya es tarde. Nuevamente y bajo la excusa de un abrazo, tratas de arrimarte sofocada a mi cuerpo inquieto y sediento de tus caricias. Ahi se acaba todo de nuevo. Pienso, y le doy miles de vueltas, tratando de entender que es lo que hay en el fondo de esas lágrimas, de ese pesar. Que hay detras de esa sonrisa que enseñas al mundo, pero esos ojos que encierran tanto dolor, como si les hubieran arrebatado algo. Como si te hubieras acercado demasiado al abismo y el abismo haya penetrado para siempre en ti.

miércoles, 3 de junio de 2015

Calendario



No le avisaron, ni le advirtieron.¿O quizás si, y no hizo caso? Da igual.
No va al caso en este momento.
Simplemente llegó el día en que todo pasó llegó sin mayor aviso. Aunque “ya lo tenía claro”, o al menos eso le hicieron ver.

Era curioso, porque toda su vida supo lo que iba a tener que vivir; lo había visto en libros, en películas, había escuchado en el boca a boca. Habían tratados ancestrales, sicologos, filosofos, monjes, y quizas miles de personajes que podrían haberle dado una lección de vida al respecto. Pero incluso asi, nada podría haberse anticipado al suceso que iba a pasar.
Pero nada de eso sirvió. Y cuando llegó el momento, ninguna de las enseñanzas o consejos que permanecían en su cabeza, se hicieron presente. Simplemente todo ocurrió. Inevitable, doloroso, liberador, con un costo enorme. Haber pretendido hacer cosas que no debía. Haber perdonado lo que no debía perdonar. Haber cargado por tanto tiempo con la culpa. ¿Culpa de qué?

Se refugió en los recuerdos, pero todos ellos estaban contaminados por la obscuridad actual, que no era otra cosa que el reflejo de su propia sombra, proyectada en su futuro.

¿Qué si había sido un error? No. No lo era. Entendió al poco tiempo que era una etapa que había que vivir, que había que sentir, y que por sobre todo, había que aprender de ella. Un aprendizaje que sería arduo, lento, pero era la única manera. No había un punto intermedio para el dolor. O era real o no. Y este, era más real que todos lo que había sentido antes. Era real porque le pegaba justo en donde le dolía: En sus ilusiones.  Aquellos pensamientos de que todo podía ser mejor si se esforzaba y trataba de dar lo mejor.

¡Qué error más grande haber crecido con esa forma de pensar!

¡Qué manera de perder el tiempo, tratando de cambiar las cosas que simplemente debían ser!

Paso el tiempo por cierto. Hoy solo se limitó a escribir lo que significaba ese suceso, y todo lo que aprendió hasta el día de hoy. No hay resentimientos, ni siquiera hay algo para detenerse a escuchar. Cuando mira hacia atras solo hay indiferencia, quizas algo de rencor, y rabia, pero sentimientos que nunca entendió el porque fueron depositados en su corazón.

Un día más por supuesto, que le llena de vida, cuando mira hacia atrás.

lunes, 23 de marzo de 2015

Epilogo

Hasta hace un poco tiempo, pensé que había leído todos los capitulos de aquel libro. Pero solo estaba siendo testigo del prologo. Ahi, aún permanecían retenidas todas las emociones, que no forman parte de esa historia. Sensaciones y emociones. Imagenes que solo existen en mi cabeza. Permanecen retenidas, liberando su efecto, aún despues de mucho tiempo. Quizas cuando ocurrieron, significaron algo importante, tal vez parte del camino que había que seguir necesariamente. El camino del aprendizaje, de las esperanzas. Hoy se olvidan y pierden completamente el significado que alguna vez tuvieron, como si hubieran sido parte de un sueño. 

Dejé de confiar en el tiempo, porque cada uno de los parrafos del libro, eran de un tenor engañoso. Cada uno de los actores que permanecían en el guión, estaban cubiertos por muchas facetas, que finalmente hacían irreconocible su bando. No entendía muy bien, pero a veces estaba en medio de la oscuridad, cuando los puñales se enterraban con firmeza en mi cuerpo, tratando de entender el porque. Tendido sobre el piso, me convertí en un ser ciego y furioso, que trataba de dar alaridos al cielo, pretendiendo que Dios me escuchara alguna vez. Pero no tenia sentido. Aquellos gritos llegaban tarde. Aquella plegaria ya se había consumido mucho antes de que me hubiera dado cuenta.
Todo lo que queda hoy, es una brecha recorrida de la que poco recuerdo. En donde no existe claridad de cuando, o en que momento, todos los pilares de mi alma cayeron sobre mi.

Hoy estoy en paz. Miro las ruinas con la tranquilidad de haber querido jugar a ser el mismo Dios sordo que jamás me escucho. Me impulso a caminar de nuevo sobre la senda que escogí, dejando de lado aquel libro, para que otro pueda comenzar a entender sus páginas.

Mi error sin duda, fue ser el actor del epilogo, de una novela que había terminado apenas comencé a leer.


martes, 17 de marzo de 2015

Historias



Debo reconocer que hasta hace no mucho tiempo, me aburría escuchar lo que la gente me quería contar. Lo anterior responde a la desilución que tenía hasta hace algún tiempo, de la certeza de que casi todo lo que podía escuchar de alguien, me daba una suerte de seguridad respecto a quien tenía enfrente.


Sin embargo, esa percepción cambio por completo durante el último año. Pude comprender que muchas de las historias que la gente cuenta, están completamente desligadas de lo que realmente hacen en la vida:. Amor, engaños, alegrías, vivencias de toda índole. Es como si fuéramos una especie muy extraña respecto a lo que realmente queremos. Vivimos en una eterna batalla en donde la dualidad de nuestro Yo y nuestro Ego, siempre termina por mantenernos en un cuestionamiento inagotable. Y hay que entender aquella dualidad, abrazando al ser que tienes enfrente. Detrás de aquella historia que escuchamos, hay una mucho más profunda sin ser relatada.


Decir y hacer. Un paso que suena tan simple, pero a la vez, un movimiento de impensadas consecuencias en el tiempo. A veces incluso, poder convertirse en una condena, y en otras ocasiones en el alimento para esta voz interna que exige respuestas. Un movimiento sublime pensado para esta "sinfonía" que conocemos como nuestra vida.


Un coleccionista de historias, es eso en lo que me he convertido. Como un atento alumno deseoso de aprender. Cada una de esas anécdotas que llegan a mis oídos, las atesoro, las repito algunas veces en mi cabeza, y trato de entender la razón por la que las personas son únicas, y que aunque la historia se repita una y otra vez en diferentes personas, es la experiencia la que le da un tenor diferente. 


Quizá de alguna forma, y como cita la divina comedia “lo que llamamos azar es nuestra ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad”. Todos estamos viviendo la misma historia, contada desde diversos extremos, a veces sin conocernos, pero al fin y al cabo nos ha tocado vivir en esta fábula que llamamos vida, llena de un aprendizaje, que no es otra cosa más que vivir. Sublimarnos con cada momento y con todos aquellos que forman parte de esa irremediable fracción de tiempo destinada a permanecer solamente en nuestra memoria.


Cada vez que escucho una historia, atesoro un valioso fragmento de tiempo, que la otra persona me ha entregado. Un regalo incierto por cierto, pero a fin de cuentas, la vibración de vida que la otra persona ha escogido compartir.




lunes, 2 de marzo de 2015

Veneno



Lo mire por un rato, quizás sorprendido cuando se acercó. En medio de la multitud camino hasta mí, como un cordero directo al matadero.Como Perseo mirando a los ojos a Medusa.

Entre su nerviosa sonrisa, se asomaban neuróticos, de vez en cuando, atisbos de risa y llanto a la vez. Había un sentimiento indescriptible que se quedaba impregnado en el aire. Sentimientos congelados por un hechizo abrumador, sicotico y enfermo. Como la necesidad del adicto de seguir consumiendo el veneno que le quita la vida de manera atronadora.

El apretón de manos fue a duras penas, una pobre gesticulación, que pareció de una falsedad absoluta. Un rápido “¿Cómo estás?” y otro aún más rápido “Bien, gracias”. En medio de la muchedumbre se alejó, como si hubiera cometido la osadía de acercarse a un capitulo que había sido cerrado hace mucho. Para mi, pareció un acto de la más absoluta normalidad, hasta que ese bullicio fue interrumpido por una frase:

-          ¿Por qué lo saludas?

De pronto el silencio, y esa frase. Gire y vi su rostro lleno de un odio parido. Su rostro amable, como una máscara, se había perdido, y revelaba en realidad, la verdadera forma de su naturaleza. Una naturaleza que me negaba a ver, cada vez que se manifestaba. No había en aquella escena, lugar para el perdón. No existía un ápice de amor. Solo rencor.

Sin duda había cometido un error. Un error al pretender saludar los restos de su pasado, que aún permanecían flotando en el ambiente, trizados y perdidos. Cada uno de ellos, representando una etapa de su vida, como un teatro de terror ambulante. Una obra de contenido doloroso, pero que de alguna forma, ella no dejaba ir. Cada esquirla estaba lista para ser proyectada en cualquier momento.

Cada uno de esos personajes, estaban presos de alguna clase de maldición, viendo como el trofeo que alguna vez les “perteneció”, se paseaba libremente de la mano de otra persona. Eso era “poéticamente” el castigo al que sometía a sus anteriores consortes, una vez que el desamor o cualquier excusa daban lugar al regicidio de rigor. Una llamada de atención para mi persona. Una bendición y la más terrible condena al mismo tiempo. Sin embargo, a pesar de estar libres de su conjuro, en sus cuerpos, el veneno seguía corriendo.

¿En qué momento el veneno fue drenándose lentamente hacia sus venas?
¿Acaso no pudieron darse cuenta de lo que les había tocado vivir? ¿Por qué seguían ahí?
Entre caricias, promesas, sueños y esperanzas. Detrás de una sonrisa, detrás de cada abrazo inocente. En medio de cada momento que parecía eterno. Cuando se habían dado cuenta, era demasiado tarde.  Ya corría por cada milímetro de su cuerpo, la ponzoña que había caído gota a gota, en cada uno de los besos que se esmeraba a cubrir de ternura y piedad.

Tome otro trago de veneno esa noche, como costumbre.

lunes, 2 de febrero de 2015

La peligrosa Adicción

Cualquiera pensaría que la adicción solo es una palabra que le cae a los drogadictos, o enfermos de cualquier especie. Sin embargo, la adicción también a aplica a la forma de relacionarnos con las personas. Necesariamente, es importante que podamos analizar nuestras relaciones durante el tiempo, para descubrir cuales han sido las fuentes que han generado los problemas.

No estoy hablando de limitarse a establecer un vinculo con alguien, por el contrario. Hablo de sanear los vinculos que podamos tener con las personas, evitando primeramente la dependecia y la contaminación afectiva. Es primordial entender que al generar un nivel de adicción a cierto tipo de relacion sentimental, nos veremos en un caso muy similar al que un adicto a alguna droga, debe enfrentarse si pretende dejar su adicción. 

En estos casos, no existe la terapia de choque. La cosa es simple: Contacto 0.

No hay grises, ni intentos, ni terceras ni cuartas o quintas oportunidades, ni siquiera pensar en el termino de "amistades por conveniencia". Cuando aún sufrimos por la persona, definitivamente, debemos encontrar primero, cual es el verdadero origen de este apego enfermizo. Es probable que nos demos cuenta con asombro, que la adicción viene principalmente de nuestro miedo a enfrentar la soledad, que dervia en la incapacidad de relacionarnos con alguien "emocionalmente estable".

Curiosamente la gente que tiene problemas emocionales, tiene a buscar a los de su especie, constantemente. Un rito que se repite cada cierto tiempo, con muchos heridos, y muertos en algunas ocasiones. 

Una muy buena técnica para superar la adicción, es poder liberarse de vinculos, tanto directos como indirectos. Llega el momento, primero que todo, de enfrentarnos a nosotros mismos. ¿Qué hay dentro de nosotros que nos impulsa a relacionarnos con gente emocionalmente inestable? Es una buena pregunta para empezar. Quizas incluso, nos podemos dar cuenta que la respuesta a veces puede ser totalmente opuesta a lo que pensamos. Un adicto afectivo, finalmente no requiere el vinculo para sentirse bien, sino que todo lo contrario: Necesita sentir una suerte de "castigo"; generar un ciclo de amor y daño. NI las terapias, ni los libros de autoayuda sirven, sino estamos dispuestos a observar dentro de nosotros, tolerarnos, y aprender que para poder relacionarnos sanamente con alguien, primero debemos relacionarnos de la mejor manera con nosotros mismos.

viernes, 23 de enero de 2015

Contaminacion Afectiva

¡Cómo cuesta hacerse responsable de aquellos sentimientos que nos inundan y muchas veces pretenden ahogarnos! ¡Se vuelven como niños traviesos y crueles,sin control!

Las emociones humanas tienen una cualidad particular y misteriosa respecto a los sentimientos : Se aferran a situaciones, evocaciones, reminiscencias; Se vuelven expertos en buscar recovecos donde sobrevivir a los embates del presente, y mantenerse vigente como una voz en la cabeza. Y cuando se trata de sufrir, las emociones son verdaderos expertos en sobrevivir por semanas, meses, incluso años. Como una celula cancerigena, el sentimiento  de tristeza se replica, se transforma, y vuelve atacar una y otra vez.Sentimiento ocasionado usualmente por una perdida.

Contaminacion afectiva: Podriamos definirla cuando un sentimiento determinado, que es capaz de infectar totalmente el organismo y la mente. Impide mirar las cosas con claridad, y afecta totalmente el juicio. El enamoramiento por ejemplo, es un claro ejemplo de esta condicion:

1. Aparece el objeto del deseo
2. Agregamos propiedades que no existen
3. Despertamos a la realidad
4. Sufrimos por tratar de cambiar esa realidad
5. Nos destruimos en el proceso
6. Apego enfermizo
7. Pensamos que solo esa es la manera de solucionar nuestro dolor interno.
 
Divinizamos y nos martirizamos.

Sin quererlo, generamos un sentimiento de dependencia que nos impide ver la naturaleza verdadera de las cosas. Una manipulacion siniestra de la que hemos sido nuestros propios artifices. De alguna manera, nos volvemos adictos a ciertas situaciones: Al desprecio constante, a la indiferencia, al odio, a la infidelidad, al irrespeto. Situaciones que nos causan sufrimiento y que sin duda comienzan a pasar por sobre nuestros valores y nuestra "responsabilidad" que tenemos como preciados seres humanos. Ahí comienza un infierno del que nos volvemos dependientes. Pensamos que para que alguien nos acepte, debemos tolerar que nos pasen por encima con una aplanadora de indiferencia e indolecia. Y ahí, cuando ya estamos hechos pedazos, se nos ocurre la "genial idea" de que "cambiar nuestra conducta" nos hará sentirnos aceptados por el otro.

El amor propio, se vuelve mucho más que un acto de salvamento en estas ocasiones, pero también se puede volver un ejercicio peligroso, cuando lo confundimos con el Ego, y pensar que hemos realizado siempre las acciones correctas. Hay que recordar que cada la manera de relacionarnos con los demas, es algo que nosotros escogemos, y asi también debemos hacernos cargo de entender que no siempre haremos una buena elección, sobre todo cuando pensamos que estar con alguien se convertirá en el sahumerio mágico para nuestros propios problemas de administracion interna. Sólo se convertirá en una situacion provisoria y una antesala a una fuente de problemas.

Hay que ser responsable de nuestros sentimientos.Hacernos cargo cuando estos se salen de control, y se vuelven nuestros propios enemigos.
 





martes, 20 de enero de 2015

Experiencias

Nunca me advirtieron que para ciertas cosas en la vida, no existe una formula o metodo determinado. Independiente de que existan tratados o manuales, todo queda resumido a la propia experiencia. Constantes saltos de fe: Algunos saltos al vacio, y otros en los que nos estrellamos contra el suelo. Todo suma experiencia, acumulativa en algunos casos - y muy util - pero a veces esta experiencia se transforma en una tozuda forma de entender las cosas, pues tratamos de comparar constantemente la vivencia actual, con la vivencia anterior. Pueden existir codigos similares, pero no siempre eso implica que esto sea asi.

El dolor nos enseña de mala manera en algunas ocasiones; pensamos que de tanto sufrir - cosa que es algo completamente diferente al dolor - inevitablemente vamos a encaminarnos a diferentes variaciones de la tortura que implica relacionarse sentimentalmente con alguien.

Sin duda es una apuesta incierta cada aventura amorosa: claramente nadie tiene una receta infalible para el exito en aquel caso, y tampoco dispone de una formula infalible que permita liberarse de las trampas en las que muchas veces nos vemos expuestos durante el periodo del enamoramiento: Idealizacion, negación, doblegarse.

El enamoramiento es una experiencia sublime, pero también algo asi como una borrachera mental, que nos deja usualmente una resaca de sufrimiento sino sabemos beber correctamente.

La experiencia es valida como consejera para algunas situaciones de la vida, pero totalmente inutil cuando se trata de descubrir; siembra en nosotros un halito de duda, y un "exceso de futuro" que nos impide desenvolvernos con claridad en el presente, que es la experiencia más valida de todas.

A veces es mejor entregarse a un nuevo salto de fe, viviendo los placeres del ahora, y dejando al pasado y al futuro fuera de todo lo que tenga que ver con nuestra felicidad, que nunca va a depender de otra persona que no seamos nosotros.