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lunes, 23 de febrero de 2015

El Asno de Buridán




Facebook, Instagram, Flickr, Twitter y un largo etcétera.  Hoy por hoy, existen una y mil herramientas sociales en la internet, diseñadas para “acercar a quien tenemos lejos” (y alejar al que tenemos cerca). Registros digitales, donde las personas pueden vaciar  sus bitácoras de vida, cuál "diario de vida de quinceañera". Compartir sus gustos, protestas contra el sistema y un sinfín de variantes inimaginables. Una necesidad casi irrefrenable de digitalizar la carne, en busca de la aceptación.

Si bien lo anterior obedece a una imposición de la tecnología y la forma en que nos relacionamos con los demás, definitivamente aún no estamos preparados ni poseemos el criterio o la madurez suficiente para controlar este enorme experimento voyerista del que todos formamos parte, querámoslo o no.

Hemos transformado nuestras vidas privadas en vitrinas virtuales de lo que queremos aparentar y lo que queremos atraer. Y lo anterior nos ha obligado a cambiar nuestra forma de relacionarnos en pareja: Hombres y mujeres buscan reflejar en sus vitrinas digitales, “el amor verdadero”, el “cariño” y todas las virtudes del amor, publicándolas a los 4 vientos digitales. También llorando o maldiciendo las relaciones terminadas. Una nueva era de amor robotizado y mecanico.

Entablar una relación hoy por hoy, se vuelve un completo desafío, cuando tenemos que luchar en contra de los gigantescos universos digitales personales. El verdadero juego de la confianza comienza cuando nos damos cuenta que en muchos casos, en que las personas no piensan renunciar a sus universos digitales, y quieren a toda costa seguir estando presentes como el palto de fondo, sin perder la posibilidad que tienen el momento, pero no aferrarse a ella.

Como sea, estamos frente al argumento del  “Asno de Buridán”, el que cita una paradoja de nuestros tiempos digitales:

“El Asno de Buridán, hace referencia al caso absurdo de un asno que no sabe elegir entre dos montones de heno y que a consecuencia de ello, termina muriendo de inanición”.

Y aunque parezca extremo, el efecto es similar. Vivimos rodeados de posibles “candidatos”, de opciones “virtuales”, posibilidades ilimitadas, pero a la vez, bajo un tortuoso ejercicio de comparación, de contaminación mediática, no solo por la despiadada publicidad, sino que también por nuestros propios "amigos". Las redes sociales se han vuelto hoy por hoy en nuestros confesionarios, y nuestras salas de liturgia. ¿Bajo qué resorte una relación puede sobrevivir si siempre está expuesta a la comparación mundo digital? ¿Cómo puede permanecer una pareja unida, si constantemente está expuesta al ejercicio extenuante de la duda y la exaltación de la perfeccción? ¿Cómo olvidar una relación en un mundo completamente conectado, y que almacena cada uno de los recuerdos, amistad, y palabras que formaron parte de esa relación?

Sin duda nos encontramos en una complicada fase para las relaciones humanas. Una en donde se han convertido en un bien de consumo más. 

Es evidente que la única manera de restaurar y evolucionar, es volviendo a humanizar las relaciones de pareja, quitando este frenesí violento de los medios digitales, que pretenden formar un producto de algo que jamás lo ha sido.

lunes, 19 de enero de 2015

Atrapado en el reflejo: Transtorno Narcisista

Cuando escuché por primera vez el termino del  "Transtorno Narcisista", una alerta se hizo escuchar en mi mente. No daba crédito a que una suma de conductas, fuera indicador de este transtorno sicologico de impensadas consecuencias.

Y cuando hablo de impensadas consecuencias, me refiero a que no es creíble que exista gente que maneje de forma fría y calculadora cada una de las relaciones afectivas a las que tiene alcance.
 





¿Y qué cosas tan terribles podemos encontrar en la relación con un narcisista?

1. No existe un verdadero interes en acrecentar el amor. Lo único que importa es manipular lo suficientemente al otro, para que sienta que ante cualquier "error" puede perder tan valiosa compañia. La pareja de un narcisista es un "medio" o un "bien", que como tal, puede ser depreciado o reemplazado a voluntad.

2. Constante sentimiento de insatisfacción: No existe manera de compensar esta situación. En el momento en que intentes suplir algun reclamo indicado por tu pareja, magicamente aparecerá otro, y será tu culpa el no haberlo previsto.
 
3. Las personas con desordenes narcisistas, están tan pendientes de sí mismos que los intereses y necesidades de los demás, pasan a ser temas sin mayor relevancia en su vida.  Viven cubiertos por un manto de indiferencia que les impide tener mayor empatía por los sentimientos de los demas.

4. Es casi imposible establecer con ellos una comunicación franca y sincera, ya que usualmente estan en una posición defensiva, estudiando friamente cada uno de los posibles movimientos posibles para poder deshabilitar a su rival al menor  descuido. Tampoco aceptan cuestionamientos de su conducta, ya que usualmente, los errores son cometidos por culpa de los "demas".

5. El trastorno narcisista de la personalidad también se asocia frecuentemente con desviaciones sexuales, en donde es común humillar a la pareja o hacerle sentir que el acto en si, es una "moneda de cambio" o un "acto despreciable", del que ellos no quieren formar parte. Eso los lleva a realizar un constante acto de "da y quita", con la finalidad de que su pareja se sienta "afortunado" de estar con ellos. Esta nueva "arma" de manipulación, funciona de maravillas para sus intereses, ya que pretender liberarse de ese circulo, implicaría una demostración de "no quererlos lo suficiente", o  de quererlos "solo para ese aspecto", lo que genera una gran grado de culpa en la otra parte, transformando a su pareja en una suerte de rehen emocional que se moverá constantemente entre el sentimiento de culpa y el dolor de no sentirse aceptado por su pareja narcisista. Una vez obtenido este resultado, el narcisista despreciará rápidamente a la pareja, la que perderá súbitamente su valor, pudiendo pasar rápidamente de la idealización hasta el mayor desprecio. Usualmente todo aquello desencadena en el buscar de una nueva pareja por parte del narcisista, que le permitirá reanudar una relación patológica, y a la cual, como en muchos casos, acabará destruyendo psicológicamente.

6. Pasar del amor al odio, de manera constante. Un circulo sin fin, que terminará solo cuando la otra persona tome la determinación. Es casi imposible que un narcisista cargue con la responsabilidad de una ruptura, ya que usualmente será siempre culpa de la pareja.

7. Necesidad constante y enfermiza de halago. Su egocentrismo deriva en comportamientos donjuanescos, en los que la conquista de otra persona cumple esencialmente la función de servir para reafirmar la imagen idealizada de sí mismos. Enamorar a los demás implica para ellos la confirmación de su alto valor, como consecuencia del cual los otros le admiran y enamoran. Por eso, cuantas más personas se conquiste, más razones habrá para aumentar esa autoestima. Cuanto más dificil sea una persona de conquistar, mayor interés tiene para ellos el lograrlo, ya que reafirmará más la idea de su propio valor.

Como pueden ver, si estan frente a una o mas caracteristicas de esa especie, ha llegado el momento de escapar, y muy lejos.