En la pelicula Indiana Jones y la Última Cruzada, Harrison Ford, debía realizar "Un Salto de Fé" hacia un abismo, para poder alcanzar finalmente el Santo Grial. Ciertamente una locura, considerando que era probable que encontrara la muerte arrojandose hacia el vacio. Si tuviste la ocasión de ver la pelicula, te daras cuenta que mágicamente y como toda aventura de ficción, el bueno de Indy, se salvó de milagro, cayendo hasta un puente "invisible", que le permitío lograr su cometido.
Pero nosotros no somos Indiana Jones.
SI pudieramos definir el acto anterior, podríamos decir ciertamente, que es el creer o aceptar algo intangible o improbable o sin
evidencia empírica. No manejar ninguna variable más que el azar y los datos
previos. Una locura.

Imposible e impensable, un salto al
vacío, sin ninguna posibilidad de conocer los resultados.
Hasta hace un poco tiempo, pude
conocer a una persona que había depositado todas sus esperanzas y sueños en un
proyecto de vida. Un cambio radical en todo lo que implicaba su vida hasta ese
momento. Hoy, el resultado de aquel salto de fé, no son más que lágrimas y una
gran sensación de vacío y amargura. ¿Qué es lo que había hecho mal? ¿Qué había
ocurrido que Dios le había castigado con tan grande decepción, después del amor
que había entregado?
No había hecho nada malo por cierto, pero si olvidar que que hay ciertas
variables que son imposibles de manejar en la vida. Sobre todo cuando depositamos el resultado de nuestra felicidad y expectativas en otra persona.
¿Existirá un autoengaño más grande que pensar que la otra persona, esta destinada para cumplir nuestros anhelos?
Desarrollar con el tiempo un apego hacia la persona “amada”, entra en el peligroso terreno del “para que sea feliz”, renunciando a todo lo que somos.
¿Dónde quedamos nosotros en esa ecuación?
¿Somos realmente felices con este ejercicio, o simplemente, como adictos, transformamos
a la otra persona en una suerte de droga? Y es que no es algo alejado de la
realidad, pensar que de alguna forma, desarrollamos una adicción a ciertas
personas. Y como buenos adictos, dejamos
lo que somos hasta transformarnos en sirvientes de una relación que en muchos
casos es completamente dañina. Una relacion debe conformarse por algo reciproco, en equilibrio, responsable, si hacemos el salto, lo hacemos juntos. Si te caes, te ayudo.

Un salto de fe es una muestra de la
más absoluta devoción que profesamos hacia algo o alguien. Quedan pocas
personas capaces de hacer eso hoy en día por la misma razón. Sin embargo, también debemos tener
claro, que es un salto hacia el vacío, hacia el abismo, en donde si no tenemos
la preparación suficiente, podemos pagar caro el daño de la caída.
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