-
¿Y qué es lo que opina entonces
respecto a este tema?
-
Pues
que no hay receta en definitiva. Podríamos pensar que si existiera algún tipo
de solución para los problemas que radican en el enamoramiento, las emociones,
noviazgos, consortes, concubinatos, y otras relaciones similares, las antiguas
civilizaciones ya lo hubieran descubierto hace milenios, pero no ha sido así.
-
Entonces, ¿piensa que ante un
quiebre la culpa siempre es del otro?
- No en
absoluto . ¿Me habla de la culpa? ¿Existirá un sentimiento más absurdo que la culpa en este tema? La convivencia
tiene mecánicas que no funcionan, por una condición natural de las personas. Recuerde
que ante todo lo que digan los científicos y defensores de la conciencia,
seguimos siendo animales, y funcionamos de manera territorial, aunque aquellos
territorios se hayan trasladado a nuestros pensamientos y sentimientos. Es
totalmente descabellado pensar que la otra persona nació para cumplir las
expectativas del otro - que es el sentimiento que predomina hoy cuando
estamos bajo los efectos del enamoramiento- por lo que, hay que aclarar que
si bien el enamoramiento es una emoción sumamente poderosa y nubla la visión
respecto a la persona que tenemos en frente, es una emoción pasajera. Es por
eso que cuando surgen los problemas en las relaciones, rápidamente las personas
proceden a proyectar en el otro, todos sus problemas internos: Si proyectas silencio, no encuentras la
manera de comunicarte, si expresas odio, es simplemente el odio que te tienes tú
mismo; si tratas constantemente al otro de mentiroso, es muy probable que estés
cubriendo tus propias mentiras con los
actos de tu pareja. Cuando se llega a ese punto, existen dos opciones súper
claras: O trabajas arduamente en conjunto para que las cosas funcionen, o te
retiras. No hay otra opción posible.
-
¿Es decir que cuando dos personas no logran solucionar el problema en
conjunto, no existe salvación?
-
Eso
es una realidad absoluta. Si al problema le ponemos paños fríos, aminorando los
síntomas pero no la causa raíz, y no se logra un acuerdo real, o se definen
bien las metas que la pareja desea – lo que dicho sea de paso, es un triunfo de
la comunicación- es absolutamente imposible poder superar esto en el futuro
inmediato. Los conflictos de pareja, siempre son de dos, ya sea por omisión o
por acción. Si dos humanos han decidido
terminar en convivencia, es una torpeza pensar que el “amor” será el bálsamo
milagroso para los problemas. Somos personas, con defectos y virtudes, no
personajes destinados a la perfección absurda a la que nos tienen acostumbrados
los cuentos de hadas y manuales de convivencia.
-
¿Y qué pasa cuando las personas se mantienen aferradas a estos círculos interminables
de amor y odio?
-
Es
lógico pensar que alguna de las partes tiene la culpa de esto. Sin embargo, yo
desde mi perspectiva personal, pienso que eso es un error. Estos ciclos no son más
que claras señales de que los problemas de convivencia no son producto de “haber
formado una pareja”, sino más bien, son las manifestaciones de los problemas
que acarrea cada uno. Ya sean celos, inestabilidad emocional, ciclos
sentimentales no cerrados, y un largo etcétera. Aparecen durante el desarrollo
de la relación como temas pendientes, que nos dan la señal de alerta. Si hablábamos
de amor, pues ese es el momento en que hay que generar los acuerdos reales. Sentarse
a conversar y asumir. Lamentablemente, y como dije anteriormente, cuando existe
un constante ejercicio de buscar un “culpable”,
y solo una parte se dedica a
conciliar, esta se desgasta, y se somete a un sufrimiento innecesario. Eso es
lo que a la larga termina por destruir cualquier relación, por muy placentera
que esta sea.
-
¿Y qué piensa entonces de la gente que parece indiferente a las diversas
experiencias que le ha tocado vivir a lo largo de la vida, y prosiguen como si
nada, en nuevas aventuras?
-
Pues,
es claro que hay gente que al término de una relación, tratara de buscar rápidamente
la forma de involucrarse en otra. Ya sea al final de, o en el epilogo de la
anterior. Hay mucha gente que funciona
en base a “cosechar” posibles candidatos para un eventual quiebre. Esa conducta es fácil y simplista, pero a la
larga someterá a nuestro Tarzán emocional, a un callejón sin salida, en donde
tarde o temprano tendrá que enfrentarse al dolor que ha pospuesto por tanto
tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario