miércoles, 14 de enero de 2015

Después de todo, mañana será otro día

"Después de todo, mañana será otro día", era la frase que rezaba una Scarlett O'Hara, al final de la pelicula "Lo que el Viento se llevo". Al atardecer y luego de ser victima de engaños y decepciones, se entrego al mañana como un balsamo mágico para los dolores de su maltrecho corazón, que fue machacado durante la mayoría del metraje de la cinta. No voy a escribir una reseña sobre el enredado culebrón que ocurría en medio de la guerra civil americana, y que terminaba con amores de ensueño, mentiras, engaños y todo lo que una buena teleserie pudiera contener. Creo que me voy a detener en la profundidad de la frase que utilizaba la protagonista de la pelicula.

Pensar en que el mañana tiene la respuesta para todos nuestros problemas, sin aprender la lección del presente, es algo a lo que estamos mal acostumbrados (¿O quizas bien acostumbrados?) y que se vuelve una forma de ignorar nuestros problemas. Problemas que quedan sin un acuerdo, o que solo logran un acuerdo beneficioso para una de las partes, el odio, el resentimiento, la tristeza. Muchas emociones quedan sin comprender mientras, nos entregamos a la magia del mañana sin más, pensando que el tiempo será suficiente para hacernos olvidar, sin integrar ninguno de los sentimientos que pasan por nosotros.

El no vivir el presente, y entregarse a las bondades medicinales del mañana, como si de alguna forma, todo se arreglará mágicamente al olvidar o ignorar los hechos de la vida, se ha convertido en la practica preferida de todos durante los albores del siglo XXI. ¿Acaso la gente cree que puede simplemente dejar pasar los sentimientos sin más, y sin pensar que de alguna forma, estos se expresarán en nosotros, ya sea a través de enfermedades o neurosis?

Vivimos en un siglo en donde los nuevos sacerdotes se encuentran en las redes sociales, lugares en donde solemos confesarnos, y más que buscar una penitencia por nuestros errores, muchas veces buscamos compasion y aprobación. Ni siquiera hacemos el ejercicio de leer. Todo debe ser rápido, compacto, simple. Si hay dolor, que no se note. Si hay alegría que se note muchisimo. Vivimos para aparentar, para demostrar algo que no somos o que no sentimos. Llenos de deseos de algo más, pero muy poco conscientes del momento.

No se que habrá pensado Vivian Leigh, al enunciar aquella frase de "Después de todo, mañana será otro día", pero siento que de alguna forma, se  transforma en el equivalente al "no lo hago hoy, lo hago mañana" o el "hoy no se fia mañana si". Un engaño para nosotros mismos que no nos atrevemos a dar el paso para cambiar el mañana hoy. Si, ahora mismo en este minuto.


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