martes, 31 de mayo de 2016

El Misterio de las Emociones



El complejo campo de la psicología humana, ha dedicado extensos y complejos estudios sobre las relaciones humanas, en busca de patrones que parecen ser el común denominador al momento de hablar de conflictos emocionales. Y es que, a pesar de dar la impresión de que muchos de ellos se conozcan con antelación, siguen siendo predominantes en la gran mayoría de las relaciones emocionales a lo largo del tiempo.
La psicología-evolucionista (De la que se desprenden muchos de estos estudios) propone que la elección de pareja está dirigida por distintos mecanismos de índole psíquicos & Físicos. Lo anterior afirma la creencia que los individuos eligen como pareja, a personas que poseen características físicas y mentales que aseguren la reproducción y  la supervivencia de la especie. Es así como la tendencia es, que las mujeres sean mucho más prudentes al elegir pareja, pues son quienes incurren en un esfuerzo mayor en la crianza de sus hijos. La preferencia será casi siempre hombres grandes, fuertes y atractivos, para asegurar la crianza segura de los hijos, aunque esta prudencia no necesariamente implica que la pareja sea la mejor en términos emocionales. Los hombres  tienen más disposición a las relaciones esporádicas, porque esto aumenta las probabilidades de procreación, implicando también la disposición a relacionarse con compañeras más jóvenes, debido a que buscan una pareja que sea fértil y genéticamente sana.

Como vimos anteriormente, existen todos los factores necesarios para que una relación prospere, pero, el vínculo a largo plazo parece estar destinado al fracaso, cuando no es con fines reproductivos. Al parecer la idea de la emocionalidad dentro de una relación a la largo plazo, termina siendo un vínculo contra~ natura. 

Lo anterior, me da a pensar las siguientes preguntas:


 ¿Si los sentimientos existentes en una relación, son contra natura, las relaciones a largo plazo son necesariamente, fenómenos exclusivos de la naturaleza humana? 


¿Por qué desarrollamos una emocionalidad tan compleja respecto a nuestras relaciones, o nuestros organismos desarrollan tramas tan complejas como el enamoramiento o el apego, si finalmente van en contra de la neutralidad del fin reproductivo?


Podríamos hablar largo y tendido de la similitud que existe entre algunas sensaciones que provocan el enamoramiento y el consumo de drogas, pero aún así, encontraríamos una infinidad de cuestionamientos interminables para el fenómeno. No necesariamente una relación debe caer en la adicción para existir, o un vínculo debe extenderse en el tiempo para demostrar su validez.
 Al parecer la ciencia, aún no ha develado los misterios que rodean el enigma oculto en los sentimientos. Y así como es inevitable concebir la idea de que el hombre debe conocer el amor, también es totalmente necesario que deba aprender a relacionarse sanamente, tanto consigo mismo, como con sus pares.  

martes, 24 de mayo de 2016

Un Saco de Huesos



“El dolor del duelo es como un invitado borracho, cuando parece que se ha marchado vuelve a darte un último abrazo.” – Un saco de Huesos, Stephen King

¡Ay, el dolor señor King! Si hasta usted considera lo considera como un invitado (desagradable por lo demás) importante dentro de sus escabrosos relatos. Y es que, sin caer en la pretensión, ¿Qué tiene que envidiarle el dolor a los efluvios mágicos que podría tener una criatura del averno, o un payaso diabolico que habita en las profundidades de un pueblo, acechando a un grupo de niños? Me temo que nada o casi nada.

Vivimos pensando en el terror, como el resultado de nuestra interacción con alguna criatura o situación fantastica, cuando de verdad, en muchas etapas de nuestra vida, nuestras emociones son carcomidas por situaciones mucho más comunes de lo que esperamos, y en ellas nos encontramos como resultado esta emoción, que suele ser un tormento que nada debe envidiar a los monstruos más temibles. ¿Es acaso el dolor de la perdida en realidad, la materializacion de un fantasma que nos atormenta? y si asi fuese,  ¿Cómo pudiese liberarse un corazón herido de una maldición tan compleja?
La novela “Un Saco de Huesos” - que relata una historia de maldiciones y fantasmas - , nos brinda una historia muy interesante sobre el peso del dolor en nuestra vida (y la de los demas), y que estamos dispuestos a hacer para dejarlo ir. La novela, que cita textualmente la frase de "superar un duelo”, habla de igual forma, de que no pueden tomarse a la ligera los alcances de esta condicion, pues, un acontecimiento determinado, puede sin duda alguna, modificar nuestra conducta de manera definitiva, para bien o para mal.

Es normal que las personas tiendan a  cubrir el dolor, con euforia, y todos aquellos sentimientos y conductas que coquetean con la autodestrucción, pero,  ¿No le parece curioso, que lo único que queramos sea olvidar un determinado acontecimiento, pero este se manifiesta con aún mayor fuerza en nosotros? Y lo anterior solo parece acentuarse cada vez que buscamos una vía de escape rápida. ¿No es quizas la aceptación de esta emoción, una clave para liberarse de ella? Cuando aceptamos el dolor, este parece perder toda la fuerza que posee sobre nosotros.

Quizás debiéramos tomar un consejo del libro:  A veces hay que enfrentar los fantasmas del pasado, para que estos nos dejen libres. Puede que a veces, la maldición de un duelo, simplemente este ahí, porque nosotros se lo permitimos.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Violencia Intrafamiliar: Crónica de una muerte anunciada



No es la primera vez, que hemos sido testigos impávidos de la violencia intrafamiliar, ejercida tanto por hombres y  mujeres, presos de relaciones tóxicas y enfermas. Ya en el año 2013, un hombre bajo un ataque de celos, había sacado los ojos a su ex pareja, para luego ser abatido a tiros por la policía. El año siguiente, la opinión pública se estremecía ante el caso de una mujer víctima de maltrato que asesinó, descuartizó y cocinó a su pareja
El perturbador ataque de los últimos días a una mujer en mujer en Coyhaique (Localidad del Sur de Chile), que terminó con la victima sin ojos,  en riesgo vital, vuelve nuevamente a remecer a una sociedad, que solo reacciona mediante la búsqueda de culpables, y no en solucionar el tema de fondo.

Y aunque existan importantes campañas en redes sociales, y medios de comunicación, intentando concientizar a las posibles víctimas (Según la última Encuesta Nacional de Victimización por Violencia Intrafamiliar y Delitos Sexuales 2012, un 31,9% de las mujeres entre 15 y 65 años, declara haber sufrido alguna forma de violencia por algún familiar, pareja o ex pareja, alguna vez en su vida. El 74% de ellas indica que la recibió de parte de su pareja o ex pareja) y que cada incidente haya duplicado el impacto en la opinión pública, el esfuerzo parece ser estéril. Los crímenes son cada vez más horrendos, y poco y nada podemos hacer para detener la escalada de violencia instaurada en muchas relaciones.

Vivimos en una sociedad enferma. Y como buenos enfermos, uno de esos síntomas, es precisamente la violencia desmedida. Violencia producto de la frustración. Frustración de vivir en un medio materialista, que habla de propiedades y derechos, pero que deja mucho que desear sobre el respeto y la dignidad.

 ¿Qué podría llevar a una persona a relacionarse con alguien que pase a llevar sus derechos humanos? ¿Alguien que no respete sus espacios, su individualidad, y considere que es una propiedad? ¿Es acaso el machismo, el feminismo, ambos dos, los responsables de esta condición? ¿No es acaso un deber, hacernos respetar como seres humanos?

Las situaciones de violencia en la pareja, deben ser detenidas a la primera señal; Sin prorrogas, ni segundas oportunidades.  Y no hablo única y exclusivamente de la celopatía y sus múltiples expresiones, de los golpes, las infidelidades, la humillación constante, y la perdida de la dignidad.  Estamos frente a una escalada de la violencia que impresiona y que se expresa cada vez de peor forma, con resultados fatales, o con un gran coste psicológico para las víctimas y su entorno. Esto es un llamado de alerta . Si relacionarse en cualquier nivel, implica someterse a la violencia, siempre será mejor la soledad. Y si ya está involucrado en un espiral de violencia, salga de ahí y denuncie oportunamente. Tome todas las medidas posibles a su alcance para evitar que la violencia siga escalando.

Recuerde que vivir una vida en paz, va a depender en gran medida de usted.

martes, 17 de mayo de 2016

Entre Canibales


“Entre caníbales, el dolor es veneno, nena. Y no lo sentirás hasta el fin, mientras te muevas lento y jadees el nombre,  que mata... Ah, come de mí, come de mi carne ah, entre caníbales.”
El difunto vocalista de la banda argentina Soda Stereo,  Gustavo Cerati, graficó en 1990 una compleja idea sobre el amor en la canción “Entre Caníbales”, presente en el disco “Canción Animal”.  Alejada totalmente de la balada popular, tomaba conceptos bastante abstractos para la agitada última década del milenio.

Es complejo pensar  en la contradicción de una sociedad que promueve la libertad en diferentes aspectos de la vida, pero que fracasa estrepitosamente al momento de cimentar en el inconsciente colectivo, la posibilidad de que el amor pueda ser una más de esas libertades. La sociedad en todo su conjunto, nos ha enseñado una idea del “mártir afectivo”, del sacrificio ilimitado, del suicidio romántico (Como si lo de Romeo y Julieta hubiese sido una buena idea) en nombre del amor. Anularse, cambiar, someterse a un vínculo caníbal angustiante, que no deja espacio para las libertades personales y que cual dios pagano, exige sacrificios en nombre de sí mismo. Vivir a través del otro y exterminar cualquier posibilidad más allá del vínculo (Si te mueres me muero, eres todo para mí, no puedo vivir sin ti, y un largo y doloroso etcétera), son sin duda el resultado de una irresponsable interpretación del vínculo a todo nivel. 

A pesar de vivir en una sociedad virtualmente híper comunicada, poco nos comunicamos. Nuestras relaciones se han vuelto con mayor frecuencia, ciclos altamente destructivos, y gracias al aumento de las redes sociales, y los medios de comunicación, se han externalizado en situaciones superficiales, y solo movidas por el deseo. Como si fuesen un bien de consumo más. Toda esta “materialización del amor caníbal”, produce en el corto o mediano plazo, rompimientos que no solo alcanzan a los involucrados directamente, sino que también a aquellos que forman parte del círculo cercano (Amigos, familiares, inclusos mascotas). Y en el peor de los casos, estas relaciones Caníbales, no toleran la idea de perder, acercándonos peligrosamente a la violencia.

Claramente, un vínculo sano entre dos personas, debe ser posible gracias a una serie de elementos que nos permitan crecer junto a nuestra pareja. No debe se debe transar la individualidad, los principios. Podemos seguir aprendiendo, seguir conociendo, seguir incrementando las cosas en común, cumplir los sueños y metas personales, sin dejar de amar. No hay que “Amar para perderse” como decía Hermann Hesse, hay que “Amar para encontrarse”. Pero hay que tener cuidado con amar “Entre Caníbales”, pues el riesgo es ser devorado.

lunes, 16 de mayo de 2016

Una Copa de Más



“El amor es como el vino, y como el vino también, a unos reconforta y a otros destroza.”

La frase anterior, propiedad del escritor austriaco Stefan Zweig, hace una comparación entre las virtudes del alcohol y  los efectos del amor en las personas. No es casualidad que la relación con las espirituosas bebidas alcohólicas, tenga mucha similitud con nuestra relación con las personas.  Hay gente que jamás ha bebido una gota de alcohol, y sin embargo, se han convertido en alcohólicos emocionales, presos de relaciones obsesivas. Relaciones en las que pierden la dignidad y sufren daños irreparables a nivel físico y emocional.

Una Copa de Más

Negar que los efluvios mágicos de una copa de vino -consumida responsablemente- nos puedan llevar a experimentar placenteras sensaciones, sería negar que el amor a veces nos haga sentir más cerca del cielo que de la tierra. Ambos efectos podrían ser descritos como la “locura voluntaria” de la que habla Séneca. Y si bien el enamoramiento en algunas personas,  comparte muchas características con  el consumo de bebidas alcohólicas, esta relación siempre  camina en el delgado hilo que separa el placer de la adicción.

¿Qué ocurre cuando nuestros sentidos sucumben ante la adicción del alcohol? 

Pues algo muy similar cuando sucumben ante el efecto de un enamoramiento desenfrenado. Rápidamente, las maravillas se transforman en la peor pesadilla para nuestra salud. El sabor aterciopelado del alcohol, es reemplazado por el repugnante tufo del vomito saliendo de nuestra boca. La resaca danzante como el infierno en nuestra cabeza. Y aunque muchos conozcan  los resultados desastrosos de la ingesta en exceso, vuelven una y otra vez a repetir el amargo espectáculo de la borrachera.

Una relación amorosa, carente de responsabilidad, puede llevarnos a tener una “resaca emocional” de impensadas consecuencias. Es una buena razón conocer nuestros límites, porque lo que nos jugamos en una relación inconsciente o en piloto automático, es nuestra dignidad, lo que somos y lo que nos define. Un juego peligroso. Una ruleta rusa apuntando directamente a nuestra sien, en donde el resultado es perder. Una conducta obsesiva, que nada tiene que envidiarle al alcoholismo.

¿Y cómo se puedo ser responsable en una relación? 

Conozca sus límites.

Nunca ponga en tela de juicio su dignidad como persona. Ponga la alerta. No confunda las cosas. Vivimos en una sociedad que le ha dado propiedades mágicas al enamoramiento y por lo tanto, al idealizar exageradamente a las personas. Ponga los pies en la tierra. Ponga a su pareja en la tierra. Nos relacionamos con personas. Con sus defectos y virtudes.  No se aferre al dolor con normalidad.  Cuando una relación le impide funcionar bien como persona, es el momento adecuado para buscar ayuda y replantearse el vínculo. Amar es una decisión. Pero cuando se transforma en una obsesión, no hay nada que la diferencie del alcoholismo.
En este escenario, es muy común toparse con psicópatas y narcisos, quienes pueden aprovecharse hábilmente de personas susceptibles a conductas obsesivas, para poder obtener jugosos dividendos. Por eso es necesario poder revisar constantemente, nuestros valores y principios, sobre todo el principal, que es la autoestima, el valor propio. (y no el ego como muchos afirman). Ellos serán pilares fundamentales en situaciones de riesgo. Recuerde que el  principal riesgo es perderse uno mismo en conductas altamente destructivas. Y si el amor con ciertos personajes, significa destruirse en el proceso, es mejor estar solo.