martes, 15 de marzo de 2016

Porque la mentira, se convierte en verdad

La oscuridad lo iba devorando como un animal hambriento, a medida que sus pasos comenzaban a fundirse con el vetusto concreto. Y a medida que avanzaba, a sus espaldas el crepúsculo carmesí, mordiéndole los talones le indicaba que definitivamente sería una noche diferente. 

El traje ajustado, no aislaba el viento que soplaba y jugueteaba con los papeles esparcidos por doquier. La única manera de aminorar esa sensación casi punzante, era seguir caminando sin rumbo, hasta en algún momento desaparecer.

Había alguien tras de él. Eso se podía percibir desde el primer momento en que puso los pies sobre la acera; y aunque el sentimiento de soledad,  se hacía abrumador, cada paso que daba, era iluminado mágicamente. Aquellos pequeños destellos de luz, eran sino una esperanza con sabor amargo, porque sabía que todo lo que experimentaba, no era más que un ardid. Alguien había jugado con su amor, solo con la idea de perjudicarle.

¿Quién podría  planear de manera tan maquiavélica, una trampa en la que el amor fuese el cebo principal?

 ¿Cómo escapar de una trampa que no solo dañaba el cuerpo, sino que el alma?

Sonaba como una locura quizás. Yo sé que debes pensar lo mismo. Pero lo que te digo es verdad. Después de tanto tiempo, ahí estaba Billie Jean, esperándome con un bebé en brazos.

Solo tengo claro algo.

El Chico no es mío.


No hay comentarios:

Publicar un comentario