Un día salio de esa historia. Pero en realidad no había salido. No tenia intenciones. ¿Cual era su objetivo?
Habían sido años de vivencias. Experiencias maravillosas. Algunas de las cuales aún seguín viniendo a su cabeza una y otra vez, como un fantasma. Fantasma que le producía un miedo atroz, porque se sabía que si en algún momento se topaba nuevamente con él, todo el sufrimiento se pondría en funcionamiento de nuevo. Si, había pasado el tiempo, y la historia había acabado. Se había acabo por la distancia. Porque con la distancia las pasiones se resienten, se enferman de desconfianza, de celos, de miedo. Se enferman y se convierten en nuevas sensaciones que desconocemos. Que desconocemos y no podemos controlar. Y asi pasó, como la pasión y el amor perpetuó se desintegró sin más.
¿Pero quien se había mentido? ¿Fue ella en su espera? ¿Fue el en su ausencia?
Como haya sido, ella ya no formaba parte de la historia, pero habia dejado una ventana abierta. Porque queria saber que significaba ya no estar ahi. Que significaba observar algo que ya no formaba parte de si misma y que nunca lo fué. ¿Por que sometia a la crueldad de la ventana cuando podía y tenía tiempo?
Estaba esperando una pasión que fuera capaz de borrar lo que había vivido, pero ahi estaba aun la ventana abierta, dejando que el viento apagara cualquier pasión que pudiera volver a brotar de su pecho. En realidad tenía miedo, porque había descubierto que tras aquella ventana abierta, en el fondo había otra , y otra ventana más. Había dejado un rastro de ventanas abiertas en su vida, que seguían soplando los vientos del pasado, apagando sus ganas de vivir en el presente.
Muchas experiencias y vivencias, dramatizadas. No una referencia o ejemplo de vida.
martes, 22 de septiembre de 2015
viernes, 11 de septiembre de 2015
Errores # 1
Es curioso, pero hay ocasiones en que aceptar un error, se traduce en una experiencia un tanto dolorosa, porque usualmente, uno no puede entender que la decisión que uno ha tomado, termina volviéndose en contra de uno, sobre todo cuando ha pensado en que todo sería para mejor.
Sin embargo, creyendo firmemente en que en el universo nada es "accidental" y todo forma parte de un puzzle que no siempre podemos ver en el momento, creo que los errores se transforman sin querer, en valiosas fuentes de aprendizaje, aunque para que esto ocurra, debemos mirar fijamente en nosotros mismos, y por sobre todo, en nuestro entorno.Hay ocasiones en que las decisiones que creemos haber tomado responsablemente, solo cubren una parte del problema. Hacerse responsable de una decisión que finalmente consideramos un "error", incluye también el hecho de perdonarnos y aceptar que, no somos perfectos, ni estamos cerca de serlo. Siempre existe la posibilidad de pedir perdon, pero también, uno de los más difíciles ejercicios de esto, es perdonarnos a nosotros mismos. No podemos vivir acarreando culpas por decisiones que creímos en el momento adecuadas. Si llegamos a ese punto, quiere decir que nuestra consciencia estaba segura que esa era la solución.
Martirizarse por los errores y decisiones que tomamos, no tiene sentido alguno. Lo hecho, hecho esta, y no hay nada que podamos hacer para cambiar el pasado, pero si mucho por hacer para cambiar el futuro y por sobre todas las cosas, vivir el presente de la mejor manera, observando con paciencia y serenidad nuestro entorno, sin tratar de engullirlo para lavar la culpa que podamos acarrear. La culpa no es otra cosa que arrastrar el pasado más de la cuenta. ¿Si no nos perdonamos, ni perdonamos, crees que podrás liberarte del rencor o el odio alguna vez? La vida es corta. Vivir aferrados a un sentimiento que nos daña, no tiene sentido alguno.
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viernes, 4 de septiembre de 2015
Decisiones
- Lo siento mucho cariño, pero esta noche se acaba.
- ¿Pero por qué? ¿Acaso he sido tan mala contigo?
La respuesta no era necesaria. No habias sido mala cariño. Habías sido tú, y yo no podía seguir viviendo contigo, siendo enemigos declarados en una guerra absurda. El silencio sellaba las decisiones, que ya estaban tomadas desde el día que decidimos estar juntos. Y nuestras almas se perdonaban una y otra vez porque querían estar juntas, pero los perros rabiosos de nuestros egos, no estaban de acuerdo con esa decisión. Preferimos alimentarlos, porque sus cadenas nos definian como personas.
Aquel pensamiento, eco de una noche que se repetía una y otra vez.
Aunque hoy siga dando vueltas por ahi en mi cabeza, observo de nuevo una y otra vez esa noche, pero ya no pienso en el "pudo ser". Simplemente la miro y sonrio. Sonrio porque en verdad estuve tanto tiempo sometido por mi propio y cobarde ego, a una condicion que me limitaba y que te limitaba. Que me dañaba y te dañaba. ¡Qué egoistas nos volvemos con el tiempo, buscando el propio bien! ¡Qué inconsciente!
No hay culpables aunque insistamos en buscarlos. No hay inocentes tampoco. Simplemente las cosas tomaron un rumbo que no podiamos controlar por mas esfuerzo que hicieramos. Lo único claro cuando algo empieza, es que en algún momento debe acabar. Y nuestro tiempo dejó ser nuestro desde el momento en que juntamos nuestras miradas.
A veces no basta el placer. Hay veces en que el cariño, se convierte en una caricia inerte sobre una piel encerrada en la rabia y la ira que el mundo nos había enseñado a atesorar. Orgullo le dicen algunos, yo hoy le llamo "Dolor". Y era ese dolor el que no nos permitia ser conscientes del valioso tiempo que perdimos dañandonos.
- Decisiones cariño. De eso se trata. ¿Podremos beber una copa de vino alguna vez, en honor a lo que no fue? ¿Podremos sentarnos alguna vez a lamernos las heridas? ¿Podremos mirarnos a la cara alguna vez sin sentir verguenza?
- Apaga la luz, ya es tarde.
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