jueves, 7 de julio de 2016

Durmiendo con el diablo



-       
Eres lo peor que me pudo haber pasado
-          - Pero tú lo escogiste.
-          - Sí. Tienes razón. Lo escogí. Pero ahora ya no lo quiero. Ya no quiero esto. Estoy aburrido de esta obra en donde siempre me llevo la peor parte.
-         - Ah. Es que ese es tu problema. Eres una persona débil. No tienes capacidad de entender las cosas, y al final terminas como costumbre, en el fondo de un pozo, pidiendo ayuda. Que te quede claro que esta vez no voy a salir en tu ayuda.
-          - No te la he pedido.
-          - Entonces cállate. Quiero dormir.

Transformar una relación en un podio para exponer los defectos del otro, es sin duda un mal ejercicio que a menudo, parejas de mucho tiempo comienzan a desarrollar. Usualmente es este el gran motivo que termina por desatar muchas de las crisis que a posterior, significarían el triste desenlace. ¿Pero que nos motiva a desarrollar una sistemática ofensiva contra alguien que en algún momento, entraba en el rango de la perfección?
Haga un breve análisis. Es probable que sus intenciones siempre hayan sido las mejores. Y muy probable, las de su pareja igual. Pero eso no fue suficiente. En algún momento, alguien descubrió trazas de humanidad. Si, aquellas cosas malas que también forman parte de nosotros. En este punto todo podría traducirse en ¿Así como podemos vivir con lo bueno, podemos vivir con lo malo? ¿Y si tolero lo malo del otro, el otro, tolerara lo malo en mí?
¿Qué resultara de esta nueva etapa?
Es un dilema interesante. Nunca conocemos una pareja mostrando nuestros defectos ni falencias. Si lo hiciéramos, seria probable que nunca encontraríamos una pareja, o quizás si, pero no deja de ser interesante el ejercicio de pensar en que una relación, usualmente se traduce en un proceso de adaptación para el que hay que estar preparado.

- Estaba durmiendo con el Diablo, y no me di cuenta.

martes, 7 de junio de 2016

Durmiendo con Dios



Fumó otra calada de su cigarrillo, mientras le daba la espalda. La luz era tenue. La ampolleta de ahorro de energía era de bajo voltaje, por lo que la penumbra dominaba gran parte de la habitación. El humo parecía dibujar una serie de formas en el aire, pero al final, solo era humo tóxico, tan tóxico como la conversación que estaba sosteniendo.

-      -  ¿De cuál actitud me hablas?
-       -   De esa misma. Esa con la que me estás hablando en este mismo momento. ¿Acaso no te das cuenta?
-        -  No. ¿Qué hay de ti?
-         - No estamos hablando de mí, estamos hablando de ti. ¿Cómo no te das cuenta que tu actitud, siempre disconforme, defensiva y huraña me está haciendo daño?
-          -No se dé que hablas. Yo te amo a mi manera. Pero si no te gusta, me puedo  ir.
-          -¿Así de sencillo?
-          -Así de sencillo. No eres el único que está ahí. Hay otros.
-          -Entiendo. Entonces, esto siempre fue así. Debería haber entendido, desde el principio que esto estaba destinado al fracaso. Pero me dejé llevar por la apariencia, por lo externo. Si era tan fácil y sencillo mirar a tu interior y darme cuenta que no había nada más que Displicencia.
-          -No entiendo lo que me dices. Déjame en paz.
-          -Te comportas como un Dios que no existe. .. No me escuchas.

La palabra Displicente, proviene del latín, y según su raíz morfológica, es todo lo opuesto al placer. En otras palabras, la finalidad es “desagradar”. ¿Y cómo podría ser beneficiosa ese tipo de actitud en alguna relación? ¿Puede la simpatía que existía en principio, transformarse en displicencia? La verdad es que no. La simpatía no se transmuta en displicencia, y mucho menos en alguna variación antipática. Una sana forma de relacionarse, siempre implica interés por el otro, apoyo, soporte, atracción. La displicencia es todo lo contrario. Todo lo anterior se termina transformando en un estorbo.

El ser desdeñoso, resulta muy conveniente para algunas personalidades manipuladoras, pues generan de inmediato una reacción de culpa en el receptor. Y la culpa producida, produce sabrosos dividendos en el corto plazo para una persona  con determinadas características psicológicas, en las que resalta una personalidad narcisista y fatua. En este tipo de situaciones, una persona con problemas de auto estima, podría fácilmente verse expuesta a un desgastante ciclo de “ídolo-adepto”, en donde el riesgo constante es perder la gracia del ser supremo, si deja de hacer los esfuerzos que le caracterizan, o peor aún, recibir algún castigo, dependiendo cual haya sido nuestra osadía.
¿Se ha sentido a veces, como un súbdito tratando de calmar las furias de un Dios furioso?
¿Debe hacer cada vez sacrificios más grandes en pro de mantenerse al lado de alguien?
Relacionarse sanamente, es el producto de la comunicación, la confianza, el apoyo y la admiración por el otro. Lo contrario, de seguro nos va a doler.


martes, 31 de mayo de 2016

El Misterio de las Emociones



El complejo campo de la psicología humana, ha dedicado extensos y complejos estudios sobre las relaciones humanas, en busca de patrones que parecen ser el común denominador al momento de hablar de conflictos emocionales. Y es que, a pesar de dar la impresión de que muchos de ellos se conozcan con antelación, siguen siendo predominantes en la gran mayoría de las relaciones emocionales a lo largo del tiempo.
La psicología-evolucionista (De la que se desprenden muchos de estos estudios) propone que la elección de pareja está dirigida por distintos mecanismos de índole psíquicos & Físicos. Lo anterior afirma la creencia que los individuos eligen como pareja, a personas que poseen características físicas y mentales que aseguren la reproducción y  la supervivencia de la especie. Es así como la tendencia es, que las mujeres sean mucho más prudentes al elegir pareja, pues son quienes incurren en un esfuerzo mayor en la crianza de sus hijos. La preferencia será casi siempre hombres grandes, fuertes y atractivos, para asegurar la crianza segura de los hijos, aunque esta prudencia no necesariamente implica que la pareja sea la mejor en términos emocionales. Los hombres  tienen más disposición a las relaciones esporádicas, porque esto aumenta las probabilidades de procreación, implicando también la disposición a relacionarse con compañeras más jóvenes, debido a que buscan una pareja que sea fértil y genéticamente sana.

Como vimos anteriormente, existen todos los factores necesarios para que una relación prospere, pero, el vínculo a largo plazo parece estar destinado al fracaso, cuando no es con fines reproductivos. Al parecer la idea de la emocionalidad dentro de una relación a la largo plazo, termina siendo un vínculo contra~ natura. 

Lo anterior, me da a pensar las siguientes preguntas:


 ¿Si los sentimientos existentes en una relación, son contra natura, las relaciones a largo plazo son necesariamente, fenómenos exclusivos de la naturaleza humana? 


¿Por qué desarrollamos una emocionalidad tan compleja respecto a nuestras relaciones, o nuestros organismos desarrollan tramas tan complejas como el enamoramiento o el apego, si finalmente van en contra de la neutralidad del fin reproductivo?


Podríamos hablar largo y tendido de la similitud que existe entre algunas sensaciones que provocan el enamoramiento y el consumo de drogas, pero aún así, encontraríamos una infinidad de cuestionamientos interminables para el fenómeno. No necesariamente una relación debe caer en la adicción para existir, o un vínculo debe extenderse en el tiempo para demostrar su validez.
 Al parecer la ciencia, aún no ha develado los misterios que rodean el enigma oculto en los sentimientos. Y así como es inevitable concebir la idea de que el hombre debe conocer el amor, también es totalmente necesario que deba aprender a relacionarse sanamente, tanto consigo mismo, como con sus pares.  

martes, 24 de mayo de 2016

Un Saco de Huesos



“El dolor del duelo es como un invitado borracho, cuando parece que se ha marchado vuelve a darte un último abrazo.” – Un saco de Huesos, Stephen King

¡Ay, el dolor señor King! Si hasta usted considera lo considera como un invitado (desagradable por lo demás) importante dentro de sus escabrosos relatos. Y es que, sin caer en la pretensión, ¿Qué tiene que envidiarle el dolor a los efluvios mágicos que podría tener una criatura del averno, o un payaso diabolico que habita en las profundidades de un pueblo, acechando a un grupo de niños? Me temo que nada o casi nada.

Vivimos pensando en el terror, como el resultado de nuestra interacción con alguna criatura o situación fantastica, cuando de verdad, en muchas etapas de nuestra vida, nuestras emociones son carcomidas por situaciones mucho más comunes de lo que esperamos, y en ellas nos encontramos como resultado esta emoción, que suele ser un tormento que nada debe envidiar a los monstruos más temibles. ¿Es acaso el dolor de la perdida en realidad, la materializacion de un fantasma que nos atormenta? y si asi fuese,  ¿Cómo pudiese liberarse un corazón herido de una maldición tan compleja?
La novela “Un Saco de Huesos” - que relata una historia de maldiciones y fantasmas - , nos brinda una historia muy interesante sobre el peso del dolor en nuestra vida (y la de los demas), y que estamos dispuestos a hacer para dejarlo ir. La novela, que cita textualmente la frase de "superar un duelo”, habla de igual forma, de que no pueden tomarse a la ligera los alcances de esta condicion, pues, un acontecimiento determinado, puede sin duda alguna, modificar nuestra conducta de manera definitiva, para bien o para mal.

Es normal que las personas tiendan a  cubrir el dolor, con euforia, y todos aquellos sentimientos y conductas que coquetean con la autodestrucción, pero,  ¿No le parece curioso, que lo único que queramos sea olvidar un determinado acontecimiento, pero este se manifiesta con aún mayor fuerza en nosotros? Y lo anterior solo parece acentuarse cada vez que buscamos una vía de escape rápida. ¿No es quizas la aceptación de esta emoción, una clave para liberarse de ella? Cuando aceptamos el dolor, este parece perder toda la fuerza que posee sobre nosotros.

Quizás debiéramos tomar un consejo del libro:  A veces hay que enfrentar los fantasmas del pasado, para que estos nos dejen libres. Puede que a veces, la maldición de un duelo, simplemente este ahí, porque nosotros se lo permitimos.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Violencia Intrafamiliar: Crónica de una muerte anunciada



No es la primera vez, que hemos sido testigos impávidos de la violencia intrafamiliar, ejercida tanto por hombres y  mujeres, presos de relaciones tóxicas y enfermas. Ya en el año 2013, un hombre bajo un ataque de celos, había sacado los ojos a su ex pareja, para luego ser abatido a tiros por la policía. El año siguiente, la opinión pública se estremecía ante el caso de una mujer víctima de maltrato que asesinó, descuartizó y cocinó a su pareja
El perturbador ataque de los últimos días a una mujer en mujer en Coyhaique (Localidad del Sur de Chile), que terminó con la victima sin ojos,  en riesgo vital, vuelve nuevamente a remecer a una sociedad, que solo reacciona mediante la búsqueda de culpables, y no en solucionar el tema de fondo.

Y aunque existan importantes campañas en redes sociales, y medios de comunicación, intentando concientizar a las posibles víctimas (Según la última Encuesta Nacional de Victimización por Violencia Intrafamiliar y Delitos Sexuales 2012, un 31,9% de las mujeres entre 15 y 65 años, declara haber sufrido alguna forma de violencia por algún familiar, pareja o ex pareja, alguna vez en su vida. El 74% de ellas indica que la recibió de parte de su pareja o ex pareja) y que cada incidente haya duplicado el impacto en la opinión pública, el esfuerzo parece ser estéril. Los crímenes son cada vez más horrendos, y poco y nada podemos hacer para detener la escalada de violencia instaurada en muchas relaciones.

Vivimos en una sociedad enferma. Y como buenos enfermos, uno de esos síntomas, es precisamente la violencia desmedida. Violencia producto de la frustración. Frustración de vivir en un medio materialista, que habla de propiedades y derechos, pero que deja mucho que desear sobre el respeto y la dignidad.

 ¿Qué podría llevar a una persona a relacionarse con alguien que pase a llevar sus derechos humanos? ¿Alguien que no respete sus espacios, su individualidad, y considere que es una propiedad? ¿Es acaso el machismo, el feminismo, ambos dos, los responsables de esta condición? ¿No es acaso un deber, hacernos respetar como seres humanos?

Las situaciones de violencia en la pareja, deben ser detenidas a la primera señal; Sin prorrogas, ni segundas oportunidades.  Y no hablo única y exclusivamente de la celopatía y sus múltiples expresiones, de los golpes, las infidelidades, la humillación constante, y la perdida de la dignidad.  Estamos frente a una escalada de la violencia que impresiona y que se expresa cada vez de peor forma, con resultados fatales, o con un gran coste psicológico para las víctimas y su entorno. Esto es un llamado de alerta . Si relacionarse en cualquier nivel, implica someterse a la violencia, siempre será mejor la soledad. Y si ya está involucrado en un espiral de violencia, salga de ahí y denuncie oportunamente. Tome todas las medidas posibles a su alcance para evitar que la violencia siga escalando.

Recuerde que vivir una vida en paz, va a depender en gran medida de usted.